LA

ESCUELA___

Pensar la comida como una construcción tangible, con bases que sustentan lo erigido; aspectos que se encumbran, cruces aleatorios, preferencias que llevan consigo la sensación de hogar, equilibrio cuidadosamente mantenido y sustentado por la práctica cotidiana de la alimentación, el cultivo, el cuidado y prácticas conformes a cada corporalidad, que comprenden el bienestar ligado a la propia subsistencia. La nutrición como elección cotidiana, intuitiva, evocativa, sensible, propia, heredada, apreciada y día tras día: seleccionada, donde la memoria nos regresa a la práctica que Antonieta Sosa cuidó por décadas, base de su vida-obra-práctica docente, que forma parte de los aspectos de su historia personal y familiar.

Lo femenino es eje e influjo, amparo y manumisión, que en la distancia cuida, recuerda, mantiene y reproduce lo que yace dentro, presencia cercana, huella de lo que parece haberse olvidado de entrada, pero como la memoria no solo habita en la mente, resurge en el cuerpo, en sonidos, luces y sombras que regresan con los movimientos alternos de los ritmos de la vida.

Tras dialogar sobre estas premisas, revisaremos algunos hitos de la obra de Antonieta Sosa, poniéndolas en diálogo con situaciones cercanas a cada participante al laboratorio, partiendo de los ejercicios sobre lo interno-externo, la memoria y lo autobiográfico que Sosa desarrolló durante su práctica docente, con la intención de mapear la intimidad colectiva, poniendo énfasis en la historia personal, la cotidianidad y la fuerza transformadora del agua en forma de caldo reconstituyente, la comida como gesto sanador y transformador, en su vinculación a los ciclos de la alimentación, el cultivo y los cuidados.

Este espacio de creación colectiva procura acercarnos desde la experiencia vital, en su transcurrir seleccionaremos recetas que resuenen entre sí, relacionándolas con lecturas y conversaciones con artistas, hacedores y cuidadores. Evidenciando otras maneras de acercamiento donde la práctica artística se somete a la fuerza transformadora de la tierra, las aguas, los caldos y los alimentos.

Personas entusiastas de las intersecciones entre arte, vida, cotidianidad, cuerpo, marginalidad, lo doméstico y la intimidad. Para un aproximado de 15 a 20 personas.