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La Coyotera

Aprender a partir de distintos modos de acompañarse

La Coyotera (Umécuaro, México) es un taller estudio y programa de residencia construido y dirigido por lxs artistas Carmen Jacobo Iturbide y Kees Ouwens, con la intención de proporcionar un ambiente natural para la creación de proyectos artísticos. Desde allí, organizan eventos de Land Art en las inmediaciones, en colaboración con artistas locales, nacionales e internacionales, así como diversas actividades culturales como exposiciones, conciertos musicales y conferencias.

Además, participan activamente en proyectos educativos para la comunidad local y otros diversos proyectos culturales que tienen lugar en el pueblo rural de Umécuaro. La Coyotera ofrece también un programa de residencias para que artistas profesionales trabajen en sus proyectos artísticos, teniendo a disposición una cabaña de residencia y su estudio para utilizarlos de la forma que consideren oportuna, a menudo involucrando a la comunidad en los procesos de creación.

Inicios

Juan Carlos Jiménez: ¿Cómo inicia su vínculo con la educación y los procesos artísticos?

Carmen Jacobo: A los 28 años entro a estudiar en los Talleres Libres de Casa de Cultura, con muchas ansias de aprender dibujo y pintura. Al poco tiempo, me ofrecieron la oportunidad de dar un curso de verano en Casa de Cultura, y fue cuando descubrí que me gustaba dar clase. Luego me quedé por muchos años allí, dando talleres de dibujo y pintura para niños. Ahí fue donde me di cuenta de que, hasta la fecha, el proceso o la parte de la docencia es la que permanece dentro del asunto artístico, no solo aprender, sino enseñar.

LA COYOTERA en conversación con Juan Carlos Jiménez

JCJ: Y sin embargo, te has vinculado con procesos formativos y los talleres de cerámica, escultura, el desarrollo de espacios para residencias, como lo han estructurado aquí en La Coyotera. Estos espacios de trabajo son también espacios de enseñanza y aprendizaje. ¿Cómo es que estos espacios de producción para su obra personal se vuelven espacios compartidos con personas y comunidades? ¿Cómo practican actualmente la enseñanza y qué consideración tienen sobre los aprendizajes que ustedes mismos reciben o se procuran generar?

CJ: Desde el principio, La Coyotera fue diseñada no solo para nuestra producción personal, también para residencias y para trabajo con más personas. Al paso del tiempo, han nacido aquí muchos proyectos, así que hemos ido puliendo y modificando la manera de trabajar aquí, aparte de las residencias.

Kees Ouwens: Claro, este lugar también es para la comunidad. Tenemos una relación con la comunidad de Umécuaro, y cuando invitamos a la residencia a artistas de fuera de México, la gente entiende esas cosas. Aquí toda la gente sabe qué hacemos en este momento. Toma mucho tiempo llegar a este punto, pero después de cinco años de funcionar con este espacio, me gusta mucho.

CJ: No se puede imaginar el lugar sin el trabajo con otras personas, enfocado hacia la colaboración en sus distintas maneras. ya sea por residencia, por invitaciones, por desarrollo de proyectos, o el trabajo con la comunidad. Cuando yo renuncio a la Casa de Cultura, bien rápido me di cuenta de que extrañaba tener estudiantes jóvenes, y Kees me dice: pues no estés triste, ¡búscalos! Y es así como llego a la Telesecundaria a pedir que por favor me dejen dar clases, y lo hago como trabajo social, porque para mí es una necesidad dar clases. Este vínculo nos ha funcionado perfectamente cuando vienen artistas a hacer residencia y necesitan trabajar con lo social, con la comunidad, pues el vínculo ya está hecho, tanto con los jóvenes del pueblo como con sus padres.

La Coyotera

JCJ: ¿Cómo se desarrolló el proceso de instalarse en la comunidad de Umécuaro? ¿Cómo eligieron el lugar y a qué necesidades responde el diseño de la casa-taller? ¿Cómo les llevó esto a elaborar estrategias para integrarse a este lugar que es rural y es también una comunidad lacustre? ¿Cómo fueron recibidos y cómo ha ido transformándose esa relación?

KO: Yo quería establecerme acá en México en un lugar para construir un estudio, pero como yo soy holandés, para mí era muy importante que tuviera agua cerca, un río, un lago o algo.

CJ: Sí, y entendemos que para un pueblo pequeño, de 300 personas, es difícil que llegue alguien a su espacio, a su entorno. Y el estudio es grande en comparación a algunas casas pequeñas que hay en el pueblo, entonces es entendible que algunas personas sintieran rechazo.

Escuela local mostrando resultados de proyecto gráfico. Cortesía: La Coyotera.

KO: Yo también me sentí un poco mal, porque llegamos y entramos a sus terrenos, donde ellos vivieron por años sin electricidad, con un lugar pequeño, y yo pensaba que no es correcto para mí mismo también; necesitaba hacer algo o retornarle algo a la comunidad, no abusar y hacer solo lo que yo quisiera.

CJ: Cuando tenemos residencias artísticas que involucran a muchos artistas, procuramos que todos en el pueblo participen. Por ejemplo, si necesitamos que alguien corte muchas ramas, pues llamamos a Don Gume, si necesitamos alguien que haga ladrillos o adobes, llamamos a Don Rodo. Procuramos involucrar a la gente de la comunidad para que sepa de primera instancia qué es lo que se hace aquí, y creo que muchos en el pueblo ya lo han entendido y somos aceptados.

KO: La gran causa de que nos hayan aceptado muy rápido es que Carmen da clases a niños, y los niños llegan a su casa, muestran sus obras y sus padres empiezan a ver todo de forma diferente. Porque son muy necios aquí, no les gustan las cosas nuevas, y eso yo lo entiendo, pero la educación ayuda muchísimo.

CJ: Sí, porque no hay que olvidar que, aunque estamos cerca de Morelia —y Umécuaro pertenece al municipio de Morelia— estamos en zona completamente rural; eso es algo bonito y que hasta la fecha nos gusta, pero nunca había habido manifestaciones artísticas en este lugar, entonces los chicos nunca habían tenido un acercamiento... No sé cuántas generaciones han pasado por la Telesecundaria, pero nunca habían tenido clases de arte. También procuramos traer eventos de colegas, tanto de danza, como teatro y música que captamos en Morelia, así que funcionamos también como vínculo para otras disciplinas.

Comunidad

JCJ: Estos procesos que han estado contando tienen que ver con la vinculación con la comunidad —la local y la que van formando en esta relación con La Coyotera, donde se desarrollan estas interacciones—, pero al mismo tiempo, cada uno tiene su línea de trabajo. ¿A qué inquietud responden los proyectos que desarrollan individualmente, qué materiales usan y cuáles son los retos técnicos con los que se han encontrado en sus proyectos más recientes?

KO: Yo soy escultor de piedras. Cuando viví por 35 años en Japón, viajé mucho por el mundo haciendo esculturas en espacios grandes con mis materiales preferidos, granito y basalto, y cuando me mudé aquí quise trabajar con los mismos materiales, pero es muy complejo porque, existen, pero la gente no quiere vender.

CJ: También ha cambiado mi asunto de producción. Tal vez por vivir aquí estoy contenta, no estoy preocupada de haber dejado de lado mi pintura. Pienso que estoy enriqueciendo o evolucionando mi obra, no soy una creadora repetitiva o que se queda en lo mismo; ambos somos personas muy dinámicas.

Proyecto de Land Art flotante en el lago. Cortesía: La Coyotera.

KO: Hay artistas que llegan aquí por el land art, que por lo general tienen sus propias ideas en elegir su sitio y construir instalaciones, pero cuando está listo y se pone la instalación en el sitio, la obra cambia, el sitio y la idea cambian. Esto es muy importante para refrescar tu mente y ver otras maneras de ver las obras, no solo el objeto sino el entorno, ver otras maneras para pensar tu obra.

CJ: Sí, es muy distinto desarrollar todo esto en la ciudad que en la zona rural, no sería imposible pero sí muy distinto.

JCJ: ¿Cuáles son los diálogos que persiguen con los distintos trabajos que realizan, tanto en su obra individual como en la estructuración de las residencias, el taller y la comunicación o la participación con el pueblo y el medio ambiente? Es decir, para ustedes es importante la comunidad, los valores de la obra artística; en el mercado del arte han desarrollado estrategias que tienen que ver con establecerse aquí, pero también con como ustedes comprenden la circulación de la obra de arte... En fin, ¿qué conceptos, artistas o ideas son importantes para ustedes actualmente y cómo se vinculan con su trabajo?

CJ: Yo supongo que el camino de establecernos aquí ha sido sencillo de transitar y es un único camino. Lo digo porque el hecho de que este sea un espacio abierto te obliga a generar cada vez más proyectos. Hemos desarrollado proyectos que no habíamos pensado. Y creo que todo ese trabajo de colaboración, de intercambios con otros artistas, de recibirles y dejar que desarrollen aquí sus proyectos, a lo único que te lleva es al desarrollo de más proyectos. Hemos dejado por temporadas la producción personal, pero creo que ambos hemos incrementado el desarrollo de proyectos que tienen que ver con el asunto artístico en general.