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Oficina de Teatro Pedagógico

Aprender desde la acción, la emoción y la integración

Utilizando una metodología de entrenamiento y la teoría experiencial, la Oficina de Teatro Pedagógico busca contribuir al desarrollo de una mejor vida para las personas y organizaciones, potenciando la expresión humana mediante acciones de capacitación, creación y educación.

Nace en Santiago de Chile en 2013, producto del trabajo sostenido en el área de la pedagogía y la intervención social por la actriz, dramaturga y actual directora creativa Paulina Hunt Precht junto a su equipo, conformado por Adriana Castro Hunt y Juan Guillermo Ossa. Sus búsquedas y proyectos centrados en la educación y el teatro como metodología vivencial, les han permitido crear métodos propios como la ‘pedgogía de la expresión’ y el ‘teatro de la emergencia’.

Cortesía: Oficina de Teatro Pedagógico.

Educación

Formación

En el convencimiento de que el conocimiento es una experiencia colectiva, nuestro trabajo ha estado determinado por el diálogo, la interacción, la pregunta que se genera entre quienes participan de cada experiencia —ya sea desde la perspectiva de profesor/estudiante, artista/espectador, artista/comunidad—. En este proceso de aprendizaje se incluye el trabajo interno de quien orienta las actividades y de los y las participantes, como un camino de estudio y sistematización de la experiencia personal, cotejando cada concepto o teoría con la vivencia concreta de quien la aplica.

Enseñanza

Un aprendizaje fundamental que hemos tenido con la práctica pedagógica es que cada comunidad y experiencia es única, y que el conocimiento previo del grupo donde se va a trabajar es primordial. Esto genera para nosotros la “condición”, es decir, la preparación de la actividad para esa comunidad específica de acuerdo a sus necesidades, características y cultura. Le damos a esto un valor esencial y está en directa relación con la cantidad de tiempo destinada a generar una buena condición de trabajo. Una vez hecho este proceso, el conocimiento generado es construido en conjunto con esa comunidad, y eso para nosotros es una práctica.

Esto lo ponemos en acción desde la gestualidad que provoca la comunidad frente a un estímulo. Por ejemplo, si decimos “vamos a relajarnos”, inmediatamente hay dos o tres personas que cierran los ojos. A partir de ese gesto, decimos: “seguiremos la idea de tal y tal persona que cerraron los ojos, ¿qué les parece?” Y cerramos los ojos. Es decir, no somos nosotros quienes imponemos la acción, sino que la extraemos de la propuesta gestual que surge en ese momento.

Nuestra permanente práctica pedagógica alimenta nuestro proceso artístico y viceversa; son una estructura indisoluble. En los procesos de aprendizaje que trabajamos en distintas comunidades sobre los temas que nos convocan —que tienen que ver con la no-violencia, el buen trato, la no discriminación, el manejo de conflictos, el autocuidado, el bienestar compartido, entre otros—, surge la implementación a través del arte. Por otro lado, nuestras creaciones artísticas se alimentan a su vez de esa experiencia.

Cortesía: Oficina de Teatro Pedagógico.

Para poner un ejemplo: a partir de la experiencia de años de trabajo pedagógico con la no-violencia en distintas comunidades de Latinoamérica, surge una obra de teatro que se llama CICLO, la violencia se aprende, la no-violencia también, que recoge todos esos testimonios surgidos en el desarrollo de prácticas pedagógicas. Otra obra de teatro rito que surge de otro proceso fue CIRCE, que nos facilita el proceso pedagógico para entregar herramientas de desarrollo personal en nuestros trabajos.

Hoy día se utiliza el arte como herramienta en ciertos aspectos de la educación y se toman del arte algunas herramientas metodológicas. Nosotros pensamos que sería un gran aporte y una gran revolución en la educación formal y no formal si se implementara el arte como práctica pedagógica, pues estaríamos hablando de educar, formar, construir conocimiento a partir de la libertad, la creatividad y la subjetividad humana.

Aprendizaje

Nuestro maestro clave es Augusto Boal con el Teatro del Oprimido, específicamente su concepción respecto a la participación de las audiencias, de las comunidades, más concretamente de la técnica de Teatro Imagen, que hemos desarrollado fuertemente. También tenemos una gran influencia de la dramaterapia, es decir, el trabajo con el teatro para el desarrollo de sanación, de educación de comunidades a través de dinámicas que contienen elementos de una mirada constructiva, de robustecer las fortalezas de las comunidades. Asimismo, tenemos un gran influjo de Bertolt Brecht en cuanto a la introducción de la pedagogía en el teatro; su arrojo para transmitir ciertos conceptos, visiones y cuestionamientos al espectador a través del teatro.

Por otro lado, tenemos un afluente muy grande del teatro griego antiguo, previo al desarrollo de la tragedia y la comedia, que tiene que ver con el rito teatral como representación de la mitología. En ese sentido, también hemos indagado en algunos ritos latinoamericanos, sobre todo de la afluencia amazónica y de la comunidad del archipiélago al sur de Chile: Chiloé, que es una comunidad con una riqueza enorme, de donde nos hemos alimentado mucho en términos de lo que es el círculo, el fogón, la comunidad, etc.

Desde el punto de vista teórico, nuestra mayor influencia es la “Psicología del Nuevo Humanismo” y el “Nuevo Humanismo”, del pensador e inspirador de todos nuestros trabajos de la no-violencia: Silo, Mario Rodríguez Cobos. Desde la danza, el trabajo de Pina Bausch, la géstica, la imagen corporal, el lenguaje no verbal, ha sido también una fuente de inspiración. También el mimo chileno de repercusión internacional Enrique Noisvander.

Otro de nuestros referentes han sido grupos latinoamericanos como Yuyachkani, que recoge toda la tradición andina, costeña, del Perú; hemos trabajado con su estética, su metodología y hemos tenido una cercanía muy grande con ellos. Así también el trabajo de la dramaturga chilena Malucha Pinto con la memoria en las comunidades.

De manera que la formación del equipo de la Oficina de Teatro Pedagógico tiene un lugar primordial; estamos permanentemente formando y formándonos. Así, hemos desarrollado una metodología que llamamos ‘pedagogía de la expresión’.

Procesos

Inicios

El impulso de los proyectos surge de la necesidad; tanto así, que hemos definido tres tipologías:
— Necesidad de subsistencia: impulso para crear ideas o proyectos para generar ingresos.
— Necesidad del medio: impulso a partir de requerimientos políticos o sociales del país o de comunidades específicas.
— Necesidad creativa: impulso creativo que surge del colectivo o de alguno de las/los integrantes, llamada inspiración.

Cuestionamientos

Solemos tener más preguntas que respuestas, por ello la intuición, el error y la contingencia son nutrientes permanentes de nuestro trabajo. En cada error vemos la posibilidad del aprendizaje; no tenemos temor al fracaso, más bien es nuestro compañero. Vemos los impedimentos como grandes posibilidades de avanzar y el fracaso como la puerta o grieta que se abre para entrar en nuevos espacios fuera de lo establecido, de donde ya se hizo cómodo el espacio.

Estrategias

Tenemos un decálogo que llamamos “Oficina de Teatro Pedagógico.ANP”, que quiere decir “A Nuestra Pinta”. Eso se concreta en que cada proyecto que asumimos, lo hacemos desde el equipo y con quienes nos acompañan de manera particular, de acuerdo a las necesidades de cada caso. Tendemos a trabajar con el equipo central los aspectos metodológicos que ya hemos ido integrando y generalmente tenemos a personas invitadas que fortalecen temas específicos que nosotros desconocemos y que nos permiten ampliar conocimientos.

Aplicamos la idea de que ‘el conocimiento lo construimos entre todas y todos’. Si bien es cierto hay quienes tenemos más experticia en algunas cosas, cada quien hace su aporte desde su sensibilidad y subjetividad, y eso enriquece los proyectos: la duda de uno, el aporte de otro... tratamos de que la subjetividad individual esté presente en el trabajo colectivo.

Cortesía: Oficina de Teatro Pedagógico.

Procedimientos

El aspecto metodológico más importante para el desarrollo de cada proyecto está determinado por la investigación inicial sobre sus necesidades y características específicas. Luego, hemos desarrollado los siguientes ejes metodológicos que enmarcan todo nuestro trabajo:

— El conocimiento lo construimos entre todas y todos.
— Aprender haciendo, de donde se desprende la tríada acción-emoción-conceptualización/integración del aprendizaje. Nuestro trabajo está marcado por siempre hacer algo con el concepto, idea o tema que vamos a trabajar. Suponemos que a través de una dinámica práctica se va a generar una experiencia donde esté presente la emoción y, luego de eso, podemos hacer la conceptualización.
— La conciencia corporal y la inclusión del cuerpo.
— El buen desarrollo de la emoción.
— La mirada positiva, que observa siempre el trabajo desde las potencialidades de los individuos y las comunidades.
— Celebrar y animar la diversidad, desde el respeto y la aceptación, lo cual incluye un especial cuidado en el tema del lenguaje. Hacemos siempre un fuerte hincapié en: ¿desde dónde está uno hablando? Desde sus creencias, su experiencia, su visión particular, o desde la visión de algún teórico, de algún especialista, según fuera el caso.
— La alegría y el buen humor, que para nosotros son clave, ya que es la chispa que tira hacia arriba la energía, que da ánimo, que genera entusiasmo y rompe también con lo establecido; es la posibilidad de rebeldía que da la risa.
— El último eje que hemos descubierto en los últimos trabajos es la ternura. Nos hemos dado cuenta de que uno de los hilos conductores en nuestro trabajo es el afecto por el ser humano: la ternura, el buen trato, ser afectuosos entre nosotros y con quienes trabajamos, generando una especie de onda expansiva de afecto y comunicación.

Diálogos

Somos un colectivo elástico, que crece, se achica, va incluyendo de manera horizontal a las nuevas personas que participan de proyectos particulares. Siempre estamos abiertos a incluir a otros que no son del equipo nuclear, como directores de teatro, especialistas en diversas áreas, personas que hablan en idiomas que no conocemos, etc.

Proyectos

En proceso

En este momento estamos abocados a los siguientes proyectos:

“La Clarita” es un personaje de animación popular que Paulina ha desarrollado por muchos años, que da respuesta y se involucra en los procesos políticos sociales del mundo y principalmente de Chile. Ha estado totalmente vinculada al proceso constituyente, desde antes que comenzara la Convención Constitucional en la lucha por crear una Asamblea Constituyente más democrática y, después, en la aceptación de que teníamos solo una Convención Constitucional, estuvo en ese proceso pedagógico de esclarecimiento. Es un personaje de arraigo popular que, además de circular en las redes sociales, participa en varios programas de radio, y específicamente, en un programa semanal que se transmite en el archipiélago de Chiloé.

También estamos culminando un libro sobre la metodología ‘pedagogía de la expresión’, en donde hemos recogido toda nuestra experiencia con este tipo de pedagogía. Además, estamos desarrollando seminarios de formación en esta metodología, a través del formato virtual y también presencial, tanto con gente de Chile como de distintas regiones de Latinoamérica.

Por otro lado, estamos desarrollando un proyecto que hemos denominado “Teatro para el Buen Vivir”, que tiene dos áreas: una son los talleres, que nos han permitido llegar a mucha gente e ir formando pequeñas comunidades de aprendizaje en esto de incluir las herramientas del teatro para mejorar el bienestar personal y colectivo. La otra, es una obra de teatro llamada La Conferencia, que se encuentra en etapa de montaje, y que recoge estas herramientas de Buen Vivir, a fin de difundirlas en distintas comunidades y espacios, dentro y fuera del país.

Durante 2022, hemos estado trabajando con la comunidad del municipio Independencia de la Región Metropolitana, donde hemos aplicado herramientas del teatro, de la dramaterapia, de la expresión artística y nuestra propia metodología en talleres de autocuidado para el equipo que tiene a su cargo todo el manejo de la educación municipal. Por otro lado, estamos desarrollando un trabajo con los asistentes de educación de todos los liceos y escuelas de las municipalidad, que son cerca de 140, para lo cual hemos desarrollado una obra de teatro basada en sus necesidades y su cultura, titulada Un corazón que late fuerte, que se presentará para toda esa audiencia. Luego haremos talleres de desarrollo humano en los que aplicaremos la metodología y el teatro imagen con este grupo tan esencial que sostienen en las escuelas apoyando la docencia.

En perspectiva

Nos gustaría rescatar una de las experiencias significativas que de alguna manera sintetizan todo lo expresado, que es lo llamado ‘teatro de la emergencia’. Cuando en el año 2010 nos vimos azotados por un tsunami y un terremoto de gran magnitud, que generaron un desastre en ciertas zonas de nuestro país, sobre todo en la costa, nosotros nos pusimos en alerta total e hicimos una convocatoria para quienes quisieran acompañarnos en generar un proceso teatral que fuera en ayuda de las personas damnificadas. Logramos reunir a un grupo de artistas y, en menos de tres semanas, produjimos una obra de teatro y una metodología que trabajó recogiendo todas las voces que había en ese momento de tragedia natural. Buscamos las voces de los políticos, de las mujeres, de las personas con discapacidad, de los niños, de la superstición, de las trabajadoras y trabajadores. Hicimos entonces una obra que tenía distintos cuadros, y en cada uno de ellos se trabajaban estas voces; posteriormente a la obra, había todo un trabajo de creación corporal colectiva con la audiencia.

También la banda musical de la obra era creada por la audiencia. Buscamos los elementos propios de la situación del terremoto y el tsunami: piedras, desperdicios, palos, las sobras de las casas que se había llevado el mar o se habían caído por el terremoto. Le entregamos a la audiencia piedras, palitos, etcétera, y antes de que comenzara la obra, se organizaba con ellos la banda sonora: en qué momento tenía que sonar de esta manera, cómo sonaba el terremoto, cómo las olas, cómo el amor, el afecto, cómo se rozaban las manos con otras en los momentos de mayor ternura... se enseñaron también ciertas canciones del folklore chileno que eran conocidas por todos, como el “Caballito blanco, llévame de aquí” y “Temblor o terremoto” de Florcita Motuda.

Durante todo el año hicimos un trabajo voluntario, y hacia el final, nos ganamos un par de proyectos financiados por el gobierno que permitieron sostenerlo. Viajamos a las zonas más devastadas, no solo en lo físico sino también en lo social, y presentamos esta obra en los campamentos y en las comunidades que se habían organizado y que tenían un comedor común. LLegamos a comunidades que se habían roto completamente, porque se habían tenido que armar (con armas) para defenderse cuando se produjeron saqueos, robos, división entre los vecinos... Había comunidades que estaban totalmente divididas y, con este trabajo, llegamos a restablecer los lazos, a volver a sacar la voz, a poder expresar. Ahí nos apoyamos en la sicología de la emergencia, que marca cuál es el proceso que tiene que vivir una comunidad para poder salir del trauma: partiendo del silencio, luego la catarsis, la aceptación y el aprendizaje. Y también esto culminó, en algunas comunidades, en la construcción de su propia obra de teatro de la emergencia. Luego, esa experiencia la quisimos transformar a teatro de la emergencia, pero de emergencias sociales, y ahí también tuvimos experiencias interesantes.

Contextos

Somos una estructura totalmente indisoluble con nuestro contexto y eso marca la dirección de cada uno de nuestros proyectos.

Para nosotros, el espacio público es una aspiración permanente. Trabajamos llevando el teatro a postas rurales, plazas, juntas de vecinos, a instituciones donde se dan las capacitaciones formales... Tenemos también toda la línea de trabajo sobre la no-violencia y participamos en las manifestaciones públicas a través de lo que llamamos los ‘invisibles por la paz’ o los ‘congelados por la paz’. Somos parte de esa protesta que busca la expresión de los derechos y la igualdad entre las personas.