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Estrategias para torcer el potencial educativo del museo

04.08.2022

por Jordi Ferreiro

Jordi Ferreiro (Barcelona, España, 1982) es un artista y educador que gusta de sacudir y desordenar estructuras. Centrado en el performance y la participación del público, su trabajo busca analizar los espacios burocráticos responsables de administrar el conocimiento, construir lo que entendemos por cultura y regular la forma de comprender el mundo a partir de reformular los canales y los formatos de comunicación clásicos en torno a la recepción e interpretación de la obra de arte.

Educación

Formación

Yo no estudié Bellas Artes sino Diseño Gráfico en Barcelona, en una escuela muy peculiar gestionada por artistas de la generación de los ochentas y noventas. Aprendí muchísimo en mi paso por allí, sobre todo de mis conversaciones con varias profesoras, entre ellas Lídia Porcar quien me enseñó que una obra de arte es en sí misma pedagógica cuando transforma al espectador que interactúa con ella.

Como aprendizaje clave rescato la reflexión sobre los formatos de comunicación, que es una constante en el mundo del diseño. Pensar en cómo va a ser el canal de transmisión con el público es algo que me ha obsesionado desde ese momento y creo que se puede detectar en todos mis trabajos.

Jordi Ferreiro: Un intento de hacer perceptible lo imperceptible (2012). Homesessions, Barcelona. Cortesía: Jordi Ferreiro.

Enseñanza

Más que mi práctica como docente, mi trabajo como educador de museos me ha permitido estar en la primera línea de defensa del museo, es decir, explicando a todo tipo de públicos y personas las exposiciones de la institución. Es en esa interacción directa con el público donde se ha forjado mi manera de hacer y entender el arte. Guardo con mucho cariño las diferentes reflexiones que han surgido al conversar de arte contemporáneo con adolescentes. En especial, la reflexión de una adolescente ante su primera experiencia con el arte contemporáneo. Explicaba que el arte, de alguna manera, es un espejo de feria, que nos muestra un reflejo de nosotrxs mismxs... ¡Distorsionado, diferente, extraño y sorprendente!

Mi práctica como educador está absolutamente ligada a mi práctica artística; tanto es así que muchas veces me preparaba una visita guiada como si fuera una performance y en otras estructuraba una performance como si de un itinerario por salas se tratara. Entender esa relación en dos direcciones es lo que me ha permitido crear un cuerpo de trabajo atípico, pero coherente.

Aprendizaje

Siempre he bebido de artistas catalogados dentro del paraguas de la crítica institucional, especialmente Michael Asher y Andrea Fraser. También de aquellxs artistas que han tenido relación con el ámbito educativo, como Joseph Beuys o Luis Camnitzer. Fuera del ámbito artístico, me han influenciado mucho acciones, situaciones o espacios que han trabajado con pedagogías alternativas o con una radicalidad a la hora de entender la práctica educativa.

Experiencias como Las misiones pedagógicas, los experimentos con Pedagogía Freinet, el grupo de maestros Batec, la Escuela Moderna, la Free International University (F.I.U.), Paulo Freire, bell hooks, y muchxs más.

Jordi Ferreiro: Escuela liminar (2019). Cortesía: Jordi Ferreiro.

Procesos

Inicios

Por mi tipo de trabajo, normalmente no recibo invitaciones a “exponer” sino a realizar una intervención, una residencia o un programa público en una institución. Como he comentado anteriormente, es una manera un tanto atípica de entender la práctica artística, pero que a mí me funciona, porque me interesa más investigar y realizar acciones que produzcan cambios en el espacio del arte, para luego poder ser llevados a otros ámbitos. Normalmente el germen de un proyecto es una invitación a analizar una problemática que sucede en un espacio concreto. Mis proyectos suelen tener un tiempo corto de análisis y conclusión y lo que toma más tiempo es la reflexión sobre cómo llevarlo a cabo, sobre todo porque eso incluye muchas veces entrevistar y trabajar con otras personas y, para hacerlo bien, se requiere de tiempos de cocción largos.

Todo lo aprendido en los proyectos realizados, tiene continuidad en los nuevos proyectos. Me gusta poner a prueba esos aprendizajes en situaciones y retos nuevos.

Cuestionamientos

Más que duda o incertidumbre, lo que está muy presente en mis proyectos es la casualidad. Muchos de ellos han sucedido al tener una conversación o encuentro fortuito con un trabajador, por una curiosidad o por una historia del edificio donde sucede el proyecto. Suelo tener un momento ¡eureka! cuando doy con alguno de dichos detonantes, y no tengo ninguna duda sobre estirar ello como un camino correcto. Eso no quiere decir que luego no me asalten dudas o incertezas en el camino a su conclusión final, pero la dirección está clara.

Jordi Ferreiro: Neumotorax (2019). MNAC, Barcelona. Cortesía: Jordi Ferreiro.

Estrategias

Tengo una serie de metodologías performativas para iniciar los proyectos en espacios culturales. Parte de una técnica que aprendí cuando estudiaba diseño gráfico, se llama 5W+1H: What, When, Who, Where, Why + How (Qué, Cuándo, Quién, Dónde, Por qué + Cómo). Analizar estas preguntas, me ayuda a entender bien qué quiero hacer y, sobre todo, por qué tengo que hacerlo.

Cuando tengo la oportunidad de trabajar con tiempo y complicidad en una institución, me dedico a analizar punto por punto estas preguntas de una manera performativa. Por ejemplo, cuando analizo el where de un proyecto, es decir, la institución que lo va a acoger, me dedico un día a literalmente ver la institución de arriba a abajo, empezando desde la azotea al sótano más profundo.

Jordi Ferreiro: Body of my own (2017). Whitechapel Gallery, Londres. Cortesía: Jordi Ferreiro.

Procedimientos

Mi proceso de investigación se basa en una bitácora/cuaderno de notas en el que, a través del collage, añado capas de textos, imágenes, anotaciones y material diverso que me ayudan a estructurar la intervención final. Cada vez que me enfrento a un proyecto, reviso todas las anotaciones y citas del cuaderno para ayudarme a dotar de contenido o a dar forma a las diferentes acciones que se van a llevar a cabo. Últimamente, he empezado a usar el collage de una manera más literal en mis trabajos, incluyendo parte de la investigación como un elemento visual y no solo informativo.

Diálogos

En la mayoría de mis proyectos participativos, me gusta pensar mi presencia como el “master” de un juego de roles; es decir, la persona encargada de construir el tablero de juego, para que lxs PJ (personajes jugadores) y lxs PNJ (personajes no jugadores) puedan llevar a cabo sus acciones ante la situación que les presento. Obviamente, lxs PJ’s son lxs espectadorxs, pero a veces pueden ser incluso lxs trabajadorxs de la institución o vecinxs del barrio. Por otro lado, lxs PNJ’s suelen ser lxs mediadorxs del museo o incluso elementos inanimados, como podrían ser las obras expuestas o incluso el propio edificio.

Es una manera un poco complicada de trabajar, pero a la vez es muy gratificante entender los proyectos artísticos como parte de una construcción colectiva. Quizás lo más complejo y a lo que tengo que dedicar más energía es mediar a la institución para que acepte y coopere en este tipo de propuestas. Una vez desbloqueado este tema, creo que mis proyectos producen situaciones de aprendizaje para ambos tipos de jugadorxs al reformular los canales y los formatos de comunicación clásicos. Esto es fácil de ilustrar con mis visitas guiadas o audioguías que acaban convirtiéndose en performances participativas.

Proyectos

En proceso

Actualmente, estoy trabajando para el Centro de Arte Santa Mònica (ASM) de Barcelona en un proyecto que reflexiona sobre el concepto de ‘inclusión excluyente’ en instituciones culturales. Me interesa analizar qué colectivos quedan excluidos de las instituciones culturales y cómo estas elaboran estrategias de acercamiento e inclusión, que lejos de realmente incluirlos, los excluyen al diseñar programas o actividades solo para ellxs. Un ejemplo de esto serían las visitas o talleres para colectivos migrantes, o colectivos con diversidades cognitivas o físicas, convirtiendo el trabajo con estos colectivos en una dinámica materialista de legitimación y justificación del trabajo de la institución. Lejos de incluir realmente a estos colectivos de la participación cultural, lo que hacen estas dinámicas es perpetuar la exclusión, pero ahora desde dentro de la institución.

Una de las estrategias que estamos desarrollando en ASM, es el proyecto Sojornar un centre d’art, que estoy desarrollando con mis compañeras Alba Rihe y Elena Blesa, también artistas y educadoras, junto al resto del equipo del centro. Sojornar permite la residencia de un centro escolar del barrio en el centro de arte durante una semana, sobreponiendo la programación de la escuela a la del centro de arte y eso significa que todas las actividades propias de la escuela (las clases, el recreo, el almuerzo, etcétera) sucedan en los diferentes espacios de la institución.

Jordi Ferreiro: Classrooms are political (2022). Cortesía: Jordi Ferreiro.

En perspectiva

Me gusta archivar toda la información de cada proyecto en unas cajas de cartón con medidas muy específicas que guardo en mi estudio. Es una especie de archivo personal que no tiene la finalidad de preservar mi trabajo en el tiempo sino de atesorar los aprendizajes sucedidos.

No me interesa especialmente que mis proyectos sean archivados y guardados dentro de la institución. Me interesa generar proyectos que sean absorbidos en el ADN propio del museo, es decir, que pasen a formar parte de la infraestructura, el programa o la manera de hacer de ese espacio. Sería el caso de proyectos como Departamento Exotérico en MACBA de Barcelona o ἐξέδρα en el CCCC de Valencia.

Contextos

El contexto es inseparable del trabajo que desarrollo, en tanto que gran parte se centra en analizar los espacios burocráticos responsables de administrar el conocimiento, construir lo que entendemos por cultura y regular nuestra forma de comprender el mundo. Es el motivo principal por el cual mi trabajo sucede en gran medida en museos, escuelas y archivos. Los proyectos incidir en un terreno físico, ya sea en la museología o en las exposiciones, o en un terreno más abstracto a través de sus programas públicos. Lo que tengo claro es que para que incidan realmente necesitan tiempo, si no serán intervenciones anecdóticas y no estructurales.