Buscamos que los proyectos que desarrollamos tengan aprendizajes de la realidad, en los que podamos ahondar en contenidos para enriquecer los procesos. Que cada uno nos narre las complejidades en las que se desarrolla, para que sean un reflejo de la amplitud de la vida misma.
Vamos a ejemplificar tres esencias de los últimos proyectos:
El libro de Viajes del Cotidiano, trata sobre la memoria intangible de la ciudad. En él desarrollamos tres investigaciones que buscan conocer y valorar a la ciudad donde vivimos. Estas exploraciones las hemos realizado in situ, palpando la calle. Se aborda sobre los dispositivos de venta de frutas, donde la gente mete mucha creatividad para sostener su actividad económica. También se hicieron 50 levantamientos de escalinatas de la ciudad para apreciar la condición Andina de este territorio y de las distintas maneras de habitar. Y el tercer análisis es sobre 25 espacios de comercios donde se difumina el exterior y el interior en el que los distintos usos expanden sus elementos hasta que son parte de la calle. Este trabajo nos lleva a conocer a la ciudad de una manera profunda sobre temas cotidianos.
Hace poco realizamos una exposición Los Caminos del Agua en el Museo del Agua de esta misma ciudad, en el que desarrollamos una exposición de 24 metros lineales de redibujos cartográficos hídricos de diferentes escalas, como un acto de asimilación para generar aprendizajes colectivos. Es una amplificación que evidencia lo vasto del territorio a la vez que lo cuestiona a través del registro. Estas indagaciones las hemos elaborado para entender los sistemas hídricos; nos hacen tomar en cuenta a las montañas, a los poblados, la geografía, la ecología, el tiempo, la lluvia o al agua, los desechos, las contaminaciones y las formas de construir en el territorio mismas que se olvidan del propio lugar.
El último ejemplo es sobre una obra de arquitectura, es del hospedaje en una cantera viendo al volcán Tungurahua, en el que se hace un estudio exhaustivo de un territorio en donde pasa un río importante que se dirige a la Amazonía, en donde hay un volcán que estuvo erupcionado durante 16 años. El terreno contiene mundos, la mitad es una cantera pétrea que busca tener un cambio de actividad económica, por lo tanto se está poniendo energía en la otra mitad del terreno donde el lugar está preservado. Hay ojos de agua, páramo andino, selvas y un muro de piedra de 400 metros de largo. El lugar brinda muchas posibilidades: de la cantera se ocupan unas piedras enormes y materiales que ya no están en uso, como zarandas para tamizar o tubos de oleoducto. Además, han reciclado durante años algunos materiales, por lo que en el trabajo se ocupan recursos que dan una nueva vida. Hay una valoración del territorio, de los recursos y de cómo adaptarse sutilmente para generar intensificaciones con la realidad.