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Arte a 360 Grados

Una estética comunal para la actualización radical de la memoria

Reconfigurado desde 2019 como Tequiocalco, Arte a 360 Grados es una organización que reside en Hueytlacuauac, Cuauhtotoatla, Tlaxcalla (México), y reúne a profesionales de las artes plásticas y visuales, música, biología, filosofía y de las ramas multimedia y electrónica; y profesionales del saber propio del altepetl-cuauhtotoatla. Está integrado por Emmanuel Tepal Calvario, Enrique Maraver, Maurilio Sánchez, Joel Martínez, la familia Romero de San Nicolás, José Luis Romero y Cuauhtlalopetzi Cuauhtotoatla. Actualmente, se enfocan en la configuración y recuperación del universo nahua a partir de la lengua náhuatl, de la cual devienen el ‘hacer-pensar’, el ‘hacer-conocer’ y el ‘hacer-aprender’ de su cultura, que les permite interpelar y hacer frente a las problemáticas actuales de su contexto.

Educación

Formación

En un primer momento, las pretensiones o aspiraciones de modernizar el ejercicio artístico dentro del estado de Tlaxcala, México, fue lo que nos motivó a conformarnos como colectivo. Todo comenzó con el proyecto Minilab_Tlaxcala de experimentación transdisciplinaria en el barrio de San Nicolás perteneciente a la comunidad nahua de Quauhtotohuatlan (municipio de San Pablo del Monte, Tlax.), cuyo fin fue emprender acciones socio-artísticas a partir de la sinergia entre arte, ciencia y tecnología, y la comunidad, que atendiesen hasta cierto punto aspectos, intereses o problemáticas de la realidad comunitaria.

Esto nos permitió reconocer los graves problemas que aquejan la vida material, sociopolítica y cultural de la misma: la desmemoria de nuestra lengua (náhuatl), la tala inmoderada, la trata de personas, la discriminación, la extracción de saberes, entre otros. Ante ello, el quehacer artístico se reducía a ser ventana para ciertos ámbitos de la realidad y no más, una vitrina “estética” desmovilizadora, un tanto apolítica, que no se resolvía en —o nutría la— praxis (la comunidad y sus problemas se ofrendaban a nuevos espectros del “arte”: neo-indigenismo; la idealización de la comunidad como agente creador; lo new age; etc.). La acción socio-artística termina(ba) en el placer estético, por ejemplo, de la exposición o de la re-producción, o absorbiendo todo lo ganado en el terreno teórico-práctico a ese mismo placer, con un casi inexistente aporte a la trascendencia, reconocimiento, desarrollo y posicionamiento de la cultura concreta de la comunidad; las excepciones mínimas a tal situación se convirtieron, en su momento, en aliados estratégicos, redes de apoyo y camaradas.

Este contexto ayudó a comprender que estábamos ante un sistema colonial económico, político y cultural, a cuya estética aspirábamos en un inicio sin plena conciencia de ello. Por tal motivo, en 2019 nos reconfiguramos bajo el proyecto Tequiocalco como campa tlachializtli mozcalializtli in totlamatiliz huan toyuhcatiliz [lugar donde se observa o investiga y revitaliza nuestra sabiduría y cultura, formas de ser o lo que se vive en la comunidad].

Axan [aquí-ahora] buscamos (re)vivir crítica y responsablemente no solo totlahtoltzin [nuestra lengua], sino el territorio, tocuahtla [nuestro monte], toaltepetl [nuestro altepetl], nuestra Matlalcueyatl, tonelhuayotl [nuestras raíces], totlamatiliz [nuestra sabiduría], toyuhcatiliz [nuestra cultura]; sin caer en etnocentrismos reproductores de la misma violencia sufrida.

Enseñanza

No nos concebimos como dueños de una “verdad universal” o del “legítimo conocimiento”, no nos vemos como los “destinados” a “alfabetizar” o “civilizar” a los “otros”.

Rechazamos y nos alejamos de ser agentes reproductores de violencia hacia quienes tienen la libertad de negarse a no interesarse por nuestro saber, es decir, rechazamos ser agentes racializadores, discriminantes, excluyentes, infames, etc.

La homogenización violenta de los saberes (y culturas) es una característica del sistema educativo de los Estados nacionales, para quienes “el saber universal o ‘nacional’ es poder”, “la institución legitima el conocimiento”, “la educación ‘oficial’ es sinónimo de ‘estatus’”1 y el saber de nuestros pueblos-lenguas es “ignorancia” y “pensamiento salvaje”, por lo que hay que desplazarlo o eliminarlo para “civilizar”. Estas ideas se han instalado en nuestros espíritus, en las comunidades, de tal manera que se desprecia o demerita el saber de las mismas, o se copta y desvirtúa por parte de ciertos agentes o instituciones.

Identificar el contexto o ámbito en el que la práctica pedagógica se mueve o, según el caso, trata de desmarcarse en pos de un genuino desarrollo (inter)comunitario de los saberes. La mercantilización de la educación, y la concepción de esta como privilegio, aparte de mostrar las profundas desigualdades materiales, problemas de clasismo y racialización, del que son objeto los sectores sociales sistemáticamente desfavorecidos (empobrecidos), sobre todo las comunidades indígenas, refuerzan el desprecio hacia el saber de las mismas o, en otros escenarios, lo “recuperan” bajo intereses particulares económicos específicos (extracción epistémica) desvirtuándolo o aprovechándolo en términos redituables.

Es fundamental desarticular los mitos y prejuicios sobre los saberes de las comunidades, no solo para reconocerlos y ampliarlos, también para incorporarlos en las medidas y acciones de reconstitución de los territorios, de las comunidades, con miras al cuidado responsable de los bienes comunes (que los saberes sean fuente de conocimiento y sean efectivos en la construcción y cuidado de los territorios). Para nuestro caso, por ahora pensamos en una práctica pedagógica del pensamiento político del nosotros2 como vía para nuestra reconstitución como altepetl-cuauhtotohuatlan. En términos generales, dicha práctica atiende las siguientes consideraciones:

1- intenta desmarcarse críticamente de la promesa establecida por la modernidad de un crecimiento (progreso) infinito en un mundo finito, sustentado en el avance tecno-científico y en el saqueo violento de los pueblos subsumidos por las potencias y poderes de Occidente.

2- Se busca otra forma de conocer y actuar, un hacer en el pensar y un pensar en el hacer, en el marco de un constante proceso de hacer comunidad (de reconocer y cuidar los bienes comunes) y en el cuidado del atlalticpac en función de lo finito de sus territorios, de su valor y riqueza material y espiritual, sin perder de vista la continua mejora en su realización. Pensar-hacer desde nosotros, recuperarnos críticamente, de manera colectiva y responsable, con apertura a redes de apoyo con otras comunidades.

3- Diseñamos acciones que ayuden a reconstituir nuestros procesos económico-políticos y territoriales, al mismo tiempo que nos asumimos y posicionamos como nosotros; distanciándonos cada vez más de las viejas fórmulas europeas de “revolución” (burguesa y socialista), y de las manoseadas ideologías de “derecha” o “izquierda”; por ahora caminamos como el tercero excluido con la memoria y construcción de otro mundo realmente plural y diverso.

Consideramos que en la medida que la práctica educativa-pedagógica ponga en valor, reconozca, encauce o favorezca la construcción colectiva de conocimientos con/desde los saberes, prácticas y tecnologías de las comunidades, sin prejuicios ni sesgos epistemológicos , puede haber un aporte significativo a la práctica artística en tanto que puede detonar procesos creativos-cognitivos con y desde la comunidad, que permitan su fortalecimiento, crecimiento y cuidado responsable3.

Planeación del proyecto Tequiocalco: Arte A 360 Grados, Comunal: Taller de Arquitectura y tumbalacasa. Cortesía: Arte a 360 Grados.

Para nosotros es importante afrontar los procesos de desmemoria desde una mediación estética en entramados comunales, con base en un horizonte ético-político-pedagógico, que nutra el hacer encaminado a la recuperación de nosotros mismos (memoria), a la reconfiguración del territorio. Tal mediación responde a la tarea de remover nuestros espíritus para recuperar nuestro propio lugar de caminar, ver, sentir y vivir yin atlalticpac den altepetl-cuauhtotoatla; convencidos estamos que la realización gradual de este propósito será reflejo del proceder vivo, efectivo, del hacer en el pensar y pensar en el hacer de nuestro altepetl-cuauhtotohuatlan, y esto para nosotros será la “rebelión de la memoria”, nuestra memoria, la actualización radical de nuestro pasado enriqueciendo la lectura, comprensión y transformación de nuestro presente, la fuerza para romper las diversas cadenas de la opresión y el colonialismo; momento al que en verdad aspiramos y pensamos, la vuelta al Nosotros.

En el entendido que la práctica pedagógica puede albergar un carácter “artístico”, requerimos apuntar algunas ideas respecto a la mediación estética. La propuesta de la mediación no trata de estetizar las prácticas de diversa índole y demás elementos socio-bio-culturales para colocarlas dentro del sistema y mercado del “arte”; la revisión decolonial del “arte” ayudará a redimensionar su práctica bajo otros enfoques, nociones y realidades; servirá para abandonar el “quehacer artístico” por otro discurso, por otro nombre.

La mediación busca hablar de un sujeto-otro en diálogo con otros: con plantas, animales, seres visibles e invisibles, humanos. En este mismo sentido, de fomentar los espacios de diálogo, de resolución de conflictos, de trabajo colaborativo, que sirvan de puente o apoyo al propio proceso de conocer, de apropiación del territorio, de revitalización crítica de saberes, de pensar-hacer a partir de la lengua y territorio. Entendemos que la mediación no basta por sí sola para la reconstitución del altepetl, pero la consideramos una propuesta que puede abonar significativamente a su (re)producción visual, sonora, verbal, arquitectónica, etc., y ligar estos componentes al plano de la acción.

La mediación también podemos entenderla como una estética comunal que, a grandes líneas, irrumpe y demanda, con práctica, hacer y pensar desde nuestra piel y nuestra palabra, a la estética moderna, Occidental, y sus modos de muerte para nuestro territorio.

En este sentido, la estética comunal media por la vida común en el hacer-creación de formas discursivas que, no solo contienen en su estructura la materialidad simbólica del hacer comunitario, sino que trabajan a partir de la transmisión oral comunitaria. Bajo esta línea, nuestro sentipensar es capaz de crear todo un cuerpo de expresiones escritas, visuales y sonoras que permiten configurar el proceso de conocer su (nuestro) universo territorializado mediante el despliegue oral, conceptual e histórico de la palabra.

La estética comunal se liga a la persistencia y reconfiguración de la memoria, su actualización en diversos espacios y ámbitos, incidiendo en procesos como la pedagogía política del pensamiento.

Aprendizaje

Aprendemos de los espacios (parajes, territorios específicos, lugares de encuentro, barrancas, manifestaciones culturales, etc.) del altepetl, sobre todo de los que son motivo de conflicto, lucha, sedes del encauce de acciones que reproducen violencia simbólica, material, o de desplazamientos y “limpiezas” de la cultura propia, o son motivo mínimo para inventar (imponer) discursos que siguen lógicas utilitarias, partidistas, entre otros. Es contra estas situaciones/acciones que empobrecen, estigmatizan, venden al mejor postor todo lo posible de nuestra realidad bio-socio-cultural nahua-mestiza, que emprendemos acciones y revisiones críticas. Bajo esta línea, podemos decir que el proyecto se nutre del conflicto derivado de los procesos violentos de desmemoria y “transformación” irresponsable y colonizadora de nuestra “identidad”, frente a lo cual nos posicionamos en pos de la reconstitución del altepetl. A esto se une la necesidad de recuperar la lengua náhuatl en Cuauhtotoatla, la configuración de la pedagogía política propia, la recuperación/reapropiación responsable de nuestra realidad biocultural, la necesidad de la autorrepresentación (en imágenes, sonidos, prácticas, símbolos comunitarios, etc.), la revisión crítica de la tradición.

Sin duda, los vínculos barriales y familiares del altepetl representan un punto fundamental de apoyo, colaboración y trabajo que implica y requiere el proyecto; colegas y camaradas de otras latitudes y de la comunidad son de gran ayuda y, en su momento, puntos estratégicos. El diálogo con comunidades de otras regiones y problemáticas (afines o no tanto, en apariencia) ayudan a retroalimentar el propio pensar-hacer.

Procesos

Inicios

Las ideas aparecen cuando la realidad social, biocultural, política y económica exige respuestas a sus problemáticas o a sus nuevas dimensiones. Esta exigencia lleva a movilizar, ampliar y revisar aquello que nutre el pensar-hacer. La idea nos mueve en la construcción activa, crítica y responsable del altepetl, permite repensarnos y alejarnos de las frivolidades y banalidades.

Como organización buscamos la autonomía y defender el territorio desde una pedagogía ética-estética-política del sentir-pensar de los nahuas del altepetl Cuauhtotoatla, en ámbitos relacionados con el comer, el curar, el habitar, el convivir, el hacer estético comunal y la recuperación y fortalecimiento de la autonomía tecnológica y científica propia.

Cuestionamientos

Dudas, errores, intuiciones y contigencias juegan un rol importante ya que, según los momentos o situaciones, favorecen y encauzan las revisiones pertinentes de los procesos o el desarrollo de las acciones. También ayudan a ampliar o reenfocar la lectura del escenario cambiante y poroso —y con ello, las acciones mismas—, e identificar actores o agentes que no se habían considerado en su momento o que van apareciendo en el proceder de la iniciativa en turno, y que inciden directa o indirectamente; sirven también para reconocer los límites temporales y materiales de las acciones, y ayudan aproyectar con mayor coherencia. Ante dichas situaciones, se puede propiciar un proceder creativo/inventivo con sentido de responsabilidad. La duda, el error, la contingencia, la intuición ayudan a lograr mayor claridad del horizonte, revisar, reorientar, reenfocar procesos y acciones, abandonar lo que no sirve, pasar por el tamiz de la crítica aquello que lo requiere, reinventarse creativa y responsablemente.

Con el tiempo hemos reconocido la importancia de romper el silencio para encontrarnos; esos silencios sistemáticamente producidos e impuestos nos asfixian. Dicho cambio de enfoque en los procesos no es fácil ni gratuito, pero es el precio a pagar por buscar la realización del propósito que nos guía: la reconstitución de nuestros pueblos, la sanación de nuestras heridas y la construcción de otro camino desde nosotros para el Nosotros que somos.

Estrategias, diálogos y procedimientos

En la delimitación, diagnóstico y diseño de propuesta empleamos el diálogo horizontal, aprovechando los puntos de vista y lecturas desde diversos ámbitos y saberes (de los miembros, de portadores de saberes comunitarios con voluntad de participar, de agentes externos que se buscan en casos específicos). Se echa mano de herramientas sintetizadoras de información (mapas, cuadros, etc.) o recolección de ideas, percepciones, inquietudes (lluvia de ideas, telarañas, etc.); se identifican recursos (propios y requeridos), limitantes, acciones de gestión, y se delegan responsabilidades (con previo acuerdo y consenso) para plasmar la propuesta.

Para la operatividad también se delegan responsabilidades (con previo acuerdo y consenso) y se acuerdan tiempos para socializar avances y retroalimentación, para reconocer problemáticas y encauzar de mejor manera la iniciativa. Del mismo modo procedemos con el momento dela retroalimentación final, rendición de cuentas,impactos del trabajo, redes de colaboración, y asentamiento de nuevas líneas de acción, según la situación del contexto.

Proyectos

En proceso

En 2016-17 iniciamos el proyecto sonoro La lengua del diablo4, centrado en la lengua náhuatl, presente aún en el pueblo de San Pablo del Monte Cuauhtotoatla, Tlaxcala, y en todo aquello que abona a su desaparición. El proyecto se valía del ‘diablo’ como una metáfora, una imagen guía, que sirviese para dar cuenta de las formas de valoración negativa hacia la lengua náhuatl y sus implicaciones (desmemoria, racismo, etc.). La lengua del diablo era una vía para mostrar —si era posible— una comunidad nahua que vive olvidándose de sí misma, debido a la forma de proceder del diablo. Así pues, en su gradual desarrollo, el proyecto encontró ecos en diferentes latitudes, haciendo emerger un mapa latente de lenguas del diablo.

De esta experiencia surgió el proyecto Las Lenguas del Diablo (2020), en el que continuamos trabajando, profundizando en las implicaciones y efectos del diablo (desde su concepción metafísica-religiosa/externa al hombre y como problema humano), en el actual panorama territorial, político, biocultural y lingüístico de Cuauhtotoatla; con miras a identificar e impulsar formas de reexistencia y consolidar saberes propios ante procesos homogéneos y violentos, históricos y sistemáticos, que conllevan —según los casos, intereses y momentos— despojo, desplazamientos, extractivismo, gentrificación, racismo, etnocidios, entre otros, y que son cobijados en los discursos de la modernidad. No es por demás apuntar que el fortalecimiento y problematización de la lengua es pilar en el trabajo, de suma importancia para la construcción de saberes propios y delinear el panorama actual. Desde luego, la colaboración y diálogo con otros pueblos y comunidades originarias son parte del trabajo en curso.

En perspectiva

El trabajo de Arte a 360 Grados nos ha orillado a comprender que muchas formas de ver y sentir el mundo son negadas, por ser consideradas carentes de rigor “científico” o no correspondientes a las metodologías de las ciencias eurocéntricas, este es el caso de las formas de ver y sentir del pueblo-lengua “indígena” en donde vivimos, donde la mayor parte del conocimiento se re-produce de manera oral o mediante prácticas (o una combinación de ambas). Todo este camino reflexivo es una mirada sobre nosotros mismos, que nos guía para encontrarnos en lo que queremos conservar y preservar: nuestra lengua nahua y el mundo producido a partir de la misma. Así hemos reconocido la importancia de pensar desde nuestro mundo, memoria, experiencia, imaginación, con nuestros cuerpos y vida; desde el ejercicio político-territorial y estético de la memoria, fuera de las epistemologías hegemónicas, dentro de nuestras propias voces, oralidades, narraciones, textualidades, escuchas, hablas, con las huellas de nuestro pasado y su actualización presente. Este andar, que lleva ya 14 años, nos ha reconfigurado y nos mueve a seguir en la emergencia de propiciar espacios de diálogo, líneas de acción, trabajo comunal, para la sistematización, crítica, revitalización y documentación del conocimiento nahua de Cuauhtotoatla, Tlaxcala, así como su puesta en práctica para la reconstrucción del altepetl.

Contextos

Nuestro contexto como pueblo-lengua racializado, discriminado, segregado, pulverizado, exige un diálogo crítico, sincero, maduro, entre racionalidades y técnicas arquitectónicas, editoriales, científicas, artísticas… y las formas propias de conocimiento aún presentes (esto ayuda para comprender de mejor manera el contexto en el que nos encontramos, y considerar aquello que, filtrado en el tamiz de la crítica, puede ayudarnos a recuperar el control respecto a la re-producción de nuestra realidad). Sin duda, nuestro contexto, sus problemáticas, exigencias o demandas, así como sus aparentes ambigüedades, encauzan líneas de acción o nutren las prácticas en términos de (re)enfoque, de ampliación o vinculación hacia otro(s) ámbito(s).

El territorio incide de manera fundamental, ya que es, según su situación, nivel de cohesión, problemáticas, etc., (re)generador y (re)impulsor para la realización, maduración e incidencia efectiva del pensar-hacer, de la organización genuinamente política, de estrategias de defensa. Sin incidencia efectiva y concreta del territorio y sus componentes, la reflexión artística (y de otras índoles) difícilmente dejaría de ser un asunto de mero orden psicológico y egocéntrico, situación favorable a las lógicas que discursiva y materialmente merman o aniquilan el territorio según sus intereses, y que pueden llegar a cooptar o valerse de dichas “reflexiones” las para sus fines5. Situación similar comprendemos para la reflexión o práctica pedagógica: sin la incidencia efectiva del territorio y sus componentes, el proceder resulta una repetición de formas sin contenidos, o con contenidos ajenos, sin incidencia efectiva y con altas posibilidades de desvirtuarse e incluso de producir impactos negativos al mismo.

Finalmente, en el contexto de otras epistemologías de pueblos-lenguas racializados —como es nuestro caso—, es necesario un diálogo más allá de la lógica multiculturalista (con fachada incluso de “interculturalismo”) del xindo, un diálogo real para ir efectivamente (re)constituyéndonos como pueblos-lenguas-saberes, alejados de cualquier proceder colonialista, de toda folclorización, romantización, de discursos reproductores de violencia y dominio.