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Una pedagogía al margen de la rigidez

05.03.2022

por Sebastián Calfuqueo

Sebastián Calfuqueo (Santiago, Chile, 1991) es un artista de origen mapuche cuya obra propone una reflexión crítica sobre el estatus social, cultural y político del sujeto indígena al interior de la sociedad chilena contemporánea. Es una práctica atravesada por su experiencia pedagógica como docente de arte, con anclaje en su identidad no binaria y en el territorio que habita. A través de medios como la instalación, la cerámica, la performance y el video, aborda problemáticas culturales, históricas, ecológicas y de género.

Sebastián Calfuqueo: "Mongen" (Vida), 2021. Fotografía: Diego Argote.

Educación

Formación

Estudié en un colegio público en Santiago de Chile, en una escuela solo para varones donde mi identidad siempre fue un problema, ya que no calzaba con sus estándares de masculinidad. Sin embargo, en la secundaria tuve la suerte de encontrarme con una profesora de artes —Joanna Berríos— que me ayudó a desenvolverme más libremente y a entender que el arte era una herramienta de búsqueda de interrogantes, de vínculos con otros, y hasta hoy ella es fundamental dentro de mi producción artística, incluso ha colaborado conmigo en algunos proyectos.

Luego estudié Artes Visuales en la Universidad de Chile, donde despertó mi interés por técnicas que utilizan el cuerpo, como la performance, y por prácticas como la cerámica. En el último año de la carrera estudié en el taller experimental de Francisco Brugnoli, donde produje mi primera pieza: You will never be a weye, que posteriormente dio pie a diálogos que se entrelazan en mi obra.

Enseñanza

La precarización laboral que se sufre al ser artista obliga a desplazarse a otros lugares, y en mi caso, me condujo a la pedagogía para secundaria. Debido a mi experiencia traumática en la escuela, me propuse una pedagogía fuera de esos márgenes restrictivos hacia las identidades diversas.

El arte tiene el poder de crear imágenes y reflexiones en torno a la visualidad de la experimentación y eso nos permite conectarnos con otros. Eso es, también, precisamente lo que hace la educación. Mis clases de arte no solo hablan sobre arte sino de la vida misma. Entiendo a mis estudiantes como sujetos autónomos con derecho y voz igual que la mía. Este cruce forzado con la pedagogía me ha ofrecido una herramienta potente para vincular mi obra, pero sobre todo, me permite pensarla como un espacio pedagógico en torno a temas de género, derechos de los pueblos indígenas y el respeto al ecosistema.

Sebastián Calfuqueo: "Brotar", 2021. Fotografía: Diego Argote.

Procesos

Inicios

Soy un artista que investiga mucho antes de producir una obra. En general, los temas están vinculados con la historia, con quienes la han escrito, con las consecuencias que tuvieron aquellas interpretaciones históricas en los pueblos indígenas y también con pensar constantemente en otras posibilidades.

Por ejemplo, la idea del futurismo indígena; a nosotros siempre se nos ha negado el presente y, en ese sentido, el futuro ni siquiera es una posibilidad. Pero desde las artes, estas posibilidades pueden llevarse a cabo.

Mirar la historia con ojos críticos nos permite pensar en cómo se han construido el cuerpo, el deseo, la clase y de qué manera podemos evitar cometer los mismos errores que tanto daño han generado a tantas comunidades.

Cuestionamientos

Me considero un artista que genera proyectos en donde el error siempre abre una posibilidad y en donde la técnica y su ejecución, en ocasiones, pasa a segundo plano. Creo que esto se debe a que jamás tuve un vínculo con las artes desde una situación de privilegio, sino desde la precariedad. Es el motivo por el que decidí comenzar a trabajar con mi cuerpo: primero, porque era más económico y, segundo, porque mi cuerpo siempre ha hablado antes que yo. Mi cuerpo siempre ha sido un filtro en las relaciones con otres.

El arte ha sido siempre una experiencia catártica para mí y de mucho aprendizaje para mi identidad. Va muy ligado a mis procesos personales, identitarios, que están relacionados con mi género también.

Los procesos en los que se produce mi obra son parte fundamental de las reflexiones que aparecen posteriormente. También son los lugares que más me interesan para revisar o analizar. A lo largo del tiempo, ha bajado el nivel de ansiedad que sentía por producir muchas cosas.

Estrategias

No me considero tan estructurade con respecto a mis procesos, sino que estos responden más bien a instancias que surgen luego de conversaciones, encuentros o producciones con otros. Y es en ese proceso reflexivo donde aparecen también los temas que me interesa trabajar dentro de mi propuesta artística.

Procedimientos

Para mí es muy importante conocer los lugares físicos donde voy a desarrollar algo. Caminarlos, recorrerlos, mirarlos con atención. Mi práctica artística tiene mucho que ver con cómo mi cuerpo se desplaza en la ciudad o un entorno natural y cómo participa y dialoga con ese espacio. Entender estas lecturas del cuerpo me permitió también entender que los cuerpos se leen socialmente de formas muy distintas. Y que el mundo está permeado por formas diversas de relación ante los diferentes cuerpos e identidades que existen.

Desde mi punto de vista, los cuerpos políticos son leídos de forma distinta que los cuerpos hegemónicos, que no molestan ni incomodan. Estos cuerpos que han decidido politizarse para hacer frente a la norma restrictiva, también han estado históricamente relegados a situaciones de precariedad y violencia constantes.

Otro punto importante de mi proceso artístico tiene que ver con el tiempo y la paciencia, evidenciados en el trabajo con la cerámica. Este proceso tiene muchas etapas que involucran también los diferentes elementos de la naturaleza: la tierra, las aguas, el viento y el fuego. Es el proceso de un objeto que fue creado a partir de un sedimento de arcilla y que se convierte en algo precioso. Por otro lado, mi producción artística ha estado siempre vinculada a la revisión del archivo, de la memoria y de la historia, y cómo estos conceptos se han construido como verdades absolutas u oficiales.

Diálogos

Mi trabajo está permeado por relaciones afectivas y de cariño con amigos y cercanos que aportan en mi proceso de creación. He contado con apoyo de curadores, como Mariairis Flores y Cristián Vargas Paillahueque; el registro de todas mis obras lo ha hecho mi amiga de infancia Diego Argote, y la posibilidad de llegar a otros territorios ha sido gracias a Jorge Pérez Roldán, quien me ha ayudado a traducir y presentar mi obra en espacios internacionales. También trabajo en formato colectivo, como es el caso de Rangiñtulewfü, del cual soy parte desde 2016. Este espacio ha sido fundamental para pensar mi obra desde una reflexión colectiva.

Obras

En proceso

Actualmente, me encuentro trabajando en torno a la relación del cuerpo con la naturaleza y cómo esta es intervenida sistemáticamente por proyectos extractivistas y coloniales que despojan de recursos naturales a miles de vidas y pueblos en diversos territorios.

Me ha interesado mucho este último tiempo desarticular la idea de ‘naturaleza’ que se ha construido a partir de la ciencia y el colonialismo, quienes proponen todo en términos binarios, sin mirar la real potencia y diversidad que existe en ella.

En perspectiva

Alka Domo (2017) es un punto de inflexión importante dentro de mi obra, ya que me interesaba mucho entender cómo sería leído mi cuerpo en espacios públicos, masculinos, hegemónicos, etc. A partir de esas interpretaciones, entendí la importancia de estos cuerpos politizados en los espacios públicos y en las construcciones narrativas contrahegemónicas que cuestionan la historia y la masculinidad.

Sebastián Calfuqueo: "Alka domo" (2017). Videoperformance. Fotografía: Juan Pablo Faus.

Otra obra importante fue "Buscando a Marcela Calfuqueo" (2018). Al ser un artista indígena, se me exigía hablar todo el tiempo de ciertos temas y lugares. Esta obra fue el gesto contrario: no hablar sobre el mundo indígena, sino más bien, proponer otras reflexiones que habitan el mundo contemporáneo y que cuestionan la visualidad y el binarismo, y que permiten también desentramar los roles fijos de lo masculino y lo femenino.

Sebastián Calfuqueo: "Buscando a Marcela Calfuqueo" (2018). Video. Fotografía: Juan Pablo Faus.

Contextos

Mi obra se plantea desde este territorio y desde esta identidad, pero también cuestionando qué lugares han ocupado históricamente estos territorios y estas identidades. Para mí ha sido fundamental entender la diferencia entre posiciones locales y posiciones globales.

Las personas indígenas, no binarias, trans, travestis, siempre hemos estado relegadas a los espacios locales, sin voz y mucho menos posibilidades para tener una voz global. En ese sentido, mi trabajo tiene un fuerte interés por desarticular esa idea de lo local y lo global.

La pedagogía, por otra parte, permite entender otras realidades distintas a las oficiales y hegemónicas que controlan el mundo; permite entender otros mundos, otras posibilidades para descolonizarlo y pensar otras formas de relacionarnos en el futuro.