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Noqanchis Grupo Silät Hellen Ascoli, Luisa González-Reiche y Negma Coy

Tejidos del futuro: redes de diálogo y colaboración en torno al arte textil latinoamericano

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Registro abierto

Argentina, Guatemala, Perú

2023—II

14.06.2023 — 21.11.2023

Noqanchis

Grupo Silät

Hellen Ascoli, Luisa González-Reiche y Negma Coy

Proyectos formativos concebidos como dispositivos de reflexión, creación y aprendizaje, a partir del intercambio colectivo desde Argentina, Guatemala y Perú.

El aula reúne los proyectos desarrollados por tres colectivos que desde Argentina, Guatemala y Perú trabajan para generar espacios de reflexión, aprendizaje y experimentación entre artistas tejedoras, artistas con formación en bellas artes y agentes culturales –como curadoras y académicas– que comparten tanto un compromiso con la preservación del conocimiento que contienen las distintas tradiciones textiles ancestrales de Latinoamérica, como un interés por interrogar a través de la co-autoría las jerarquías estéticas que históricamente han separado el “arte” de la “artesanía” en la región".

En esta experiencia formativa, creada bajo la curaduría de Florencia Portocarrero, participan el Colectivo Noqanchis (Cusco, Perú) integrado por Alipio Melo, Danitza Willka y María José Murillo; el Grupo Silät (Salta, Argentina) representado por Andrei Fernández, Claudia Alarcón y Guido Yannitto, y la colaboración desde Guatemala entre Hellen Ascoli, Luisa González-Reiche y Negma Coy.

NOQANCHIS ÑAWIYOQMI KANCHIS (Sí tenemos ojos)

Colectivo Noqanchis: María José Murillo, Alipio Melo y Danitza Willka

Pitumarca, Cusco, Perú

El proyecto NOQANCHIS ÑAWIYOQMI KANCHIS / Sí tenemos ojos tiene como objetivo crear un espacio de participación, intercambio, aprendizaje y creación común entre tejedores y educadores, con el fin de explorar y profundizar en la relación entre tejido, escritura y lenguaje. Desde la particularidad del espacio geográfico de los Andes, que se concibe como un campo vital que trasciende lo físico y se conecta con lo bio-anímico y sutil (Alvarado Vadillo, 2019). Se pretende colectivizar ideas en torno a la mirada, la literacidad y el tacto.

El runasimi (idioma de la gente), o quechua, que se habla hoy en día, ya no es el mismo que se hablaba en la época prehispánica. Ese antiguo runasimi indígena ya no existe. En su lugar, tenemos el runasimi 'mestizo', producto de la invasión colonial que resiste enérgicamente desde sus raíces indígenas a la vez que pone de manifiesto antagonismos culturales. Se pueden percibir capas de imposición y destrucción epistemológica del mundo occidental sobre el indígena. Este choque y conflicto perenne entre ambos horizontes culturales habita en el propio lenguaje. Por ejemplo, la forma en que se produce, valida y circula el conocimiento, lo que establece jerarquías coloniales que fragmentan y desafían la construcción de una identidad cultural emancipada de su trauma originario.

En el runasimi cusqueño, cuando una persona no sabe leer ni escribir, dice ‘manan ñawiyoqchu kani’, que se traduce literalmente como ‘yo no tengo ojos’. Esta afirmación resulta perturbadora, irónica y dolorosa al reflexionar sobre la importancia de aquella ‘mirada’ y ‘visión’ que revolucionó el medio textil para siempre. Desde los artistas del antiguo Perú hasta los creadores contemporáneos de los Andes, es a través de esa genealogía de ‘ojos’ que se han gestado las manifestaciones textiles más importantes de todos los tiempos. En los Andes, no solo se ve a través de los ojos, sino también a través de las manos. A partir de esa mirada táctil, sensible y profunda de más de 5.000 años de continuidad artística, se han desarrollado las formas más significativas de ver y entender el mundo desde la especificidad del medio textil.

Danitza Willka, cocreadora de Noqanchis. Cortesía: Colectivo Noqanchis.

En el marco del programa Aula de LA ESCUELA__, el colectivo artístico Noqanchis propone desarrollar el proyecto ‘NOQANCHIS ÑAWIYOQMI KANCHIS / Sí tenemos ojos’ basado en el concepto y práctica andina del rimanakuy. El rimanakuy, cuya estructura lingüística se compone del sufijo ‘–naku’ que indica reciprocidad de acciones, tiene como objetivo principal generar un espacio para el diálogo mutuo y la apertura de un intercambio enriquecedor de (cosmo)visiones.

Este encuentro, que articulará lo comunitario, lo artístico y lo pedagógico, tendrá lugar en el distrito de Pitumarca, conocido como “la capital del tejido andino”, lugar de origen de Alipio Melo y Danitza Willka. Contará con la presencia del propio espacio geográfico, el Apu Uyayoq [montaña sagrada que tiene cara], el colectivo artístico Noqanchis, tejedores invitados y la participación de Georgina Maldonado, educadora quechua y traductora cultural-lingüística. La experiencia de Georgina como maestra de primaria, basada en una pedagogía enraizada en el mundo andino desde el runasimi, la vida rural y el juego, servirá de puente para que el rimanakuy transite activamente entre el quechua y el español, entre el mundo occidental y el mundo indígena.

El encuentro estará acompañado visualmente por el proyecto textil desarrollado actualmente por Noqanchis, el cual involucra la creación de un archivo exclusivamente de fragmentos de ojos en el arte textil peruano desde las primeras culturas prehispánicas hasta la actualidad. El proyecto de rimanakuy ‘NOQANCHIS ÑAWIYOQMI KANCHIS / Sí tenemos ojos’ propone abrir espacios para reflexionar sobre el significado sociocultural de los ojos, la división del mundo letrado dominante y el no letrado, así como múltiples formas de literacidad que vayan más allá de la alfabeta, como literacidades textiles, indígenas y heterogéneas.

Los ojos del tejido wichí

Grupo Silät, representado por Claudia Alarcón, Andrei Fernández y Guido Yannitto

Santa Victoria Este, Salta, Argentina

Los ojos del tejido wichí propone propiciar diálogos para abrazar el sentido de la creación de textiles en el pueblo Wichí junto a un grupo de tejedoras organizadas que buscan aproximarse a mundos del arte contemporáneo.

El tejido del pueblo Wichí ha tenido la función tradicional de la confección de bolsas para la recolección de alimentos. Al llenarse las bolsas, los ojos –huecos que crea el punto del enlazado– del tejido se abren, como se abren grandes los ojos de las mujeres al dejar de ser niñas para aprender las coreografías de creación de geometrías; abstracciones que este pueblo nombra como fragmentos de seres del territorio del que es parte: los ojos del jaguar, las huellas del carancho, las orejas de la mulita, el caparazón de tortuga, las semillas del chañar, etc. Los tejidos se realizan en las comunidades desde tiempos inmemoriales con plantas de chaguar (llamado también caraguatá), material sagrado que, según cuenta uno de los mitos fundantes wichí, es el que las conecta al cosmos, porque antes de ser mujeres fueron estrellas.

Andrei Fernández: Delfina Pérez recolectando plantas de chaguar, 2019. Cortesía: Grupo Silät.

Nuestro desafío es fortalecer un espacio de encuentro intercultural para hacer intercambios sobre formas de relacionarnos con las imágenes que producimos y compartimos desde diferentes orígenes. Como parte de un trabajo de desplazamientos físicos y simbólicos que interpelan sobre la necesidad de cambios de sentido y uso de los saberes heredados.

El objetivo es propiciar una nueva experiencia de trabajo con un grupo de tejedoras para explorar y expandir capacidades creativas y posibilidades de diseño que sus técnicas posibilitan. Buscamos reflexionar sobre los procesos creativos: ¿desde dónde surgen y cómo se propone un diseño?, ¿qué estrategias y herencias utilizamos para elegir una forma y explorarla?, ¿cuáles son las motivaciones para realizar un tejido que no es para la venta sino para uso en la comunidad? Estas son algunas de las preguntas que trataremos de abordar y a partir de las cuales mostraremos otros casos o propondremos nuevos métodos de trabajo.

X E

Hellen Ascoli, Luisa González-Reiche y Negma Coy

Ciudad de Guatemala, Guatemala

Varios textos etnográficos y antropológicos describen el telar de cintura desde una posición externa, limitando su entendimiento a aspectos técnicos, como una herramienta utilizada para la producción de los lienzos que luego conforman la indumentaria maya. Este acercamiento al telar de cintura se limita a una lectura de sus diseños como algo simbólico y cargado de significado, por lo que se asume que es el resultado de lo que una persona ha inscrito intencionalmente sobre el telar. No obstante, la misma cosmovisión de los pueblos originarios –y lo que podemos llamar su ontología– entiende al ser como entrelazado con su entorno y donde no solo los seres humanos producen cosas o significados. Esta visión entra en diálogo con un abordaje neomaterialista, que entiende que la producción de significados y su materialización (siempre una dinámica material-semiótica, a decir de Donna Haraway) es parte del devenir del mundo y es algo en lo que participan diversas formas de existencia, humanas y no humanas.

Esto nos ha llevado a aproximarnos al telar de cintura no solo como instrumento o medio sino como colaborador de un proceso en el que “parte del mundo se hace inteligible para otra parte” (Barad, 2007) y del que diversas materialidades forman también parte. Por esta razón, nuestra propuesta nos mueve hacia una práctica de pensar y hacer-con, aproximándonos al telar de cintura como colaborador activo en la regeneración de conocimientos y mundos. Desde un posicionamiento crítico del antropocentrismo y su tendencia al representacionalismo como prácticas de producción de límites (desmembramiento de agencias o capacidades de afectación entre cuerpos o materialidades), buscamos cultivar la disposición, “operadores técnicos de disponibilidad” (Despret, 2022) que funcionen no ya como medio, causa o explicación, sino como nicho ecológico, es decir, conjunto de condiciones de posibilidad. Esto implica la apertura a dejarnos instruir por las dinámicas material-semióticas del telar y a atender aquello que se presenta como una solicitud: cuando algo requiere de una respuesta (una responsabilización).

El telar de cintura nos invita, así, a implicarnos a través de X y E, figuras que se forman en el proceso de tejer, marcando los espacios entre los hilos al urdir y nuevamente al peinar el telar cuando se monta. En otras palabras, X y E se presentan en los espacios-entre, continuamente, mostrando vacíos o ausencias. Prestar atención a eso que surge en los intersticios nos permite ampliar nuestras capacidades sensibles y las posibilidades de afectación, algo especialmente relevante en un territorio como el guatemalteco, donde las ausencias y desapariciones (entrelazamientos humanos y más que humanos) abundan.

Al dejarnos instruir por el telar y todos los elementos materiales que participan en este, como fenómeno, nos hacemos parte de una práctica de hacer comunes, un ejercicio de regeneración de relaciones donde otras formas de remembranza (o de prácticas de memoria) son posibles. Se trata, así, de cultivar estrategías de hospitalidad más que de habilidad y de haceres más que representaciones. Este se convierte en un ejercicio performativo de intensificación de relaciones (algo que sucede todo el tiempo y no al final cuando es aplicado en una comunidad particular). De esta manera, nos hemos ido entretejiendo con una amplia diversidad de seres: el aleteo del búho, el alimento, los minerales, los tintes naturales, memorias de infancia, las abuelas y otras formas de la herencia.

El abordaje performativo nos permite pensar la X y la E no en términos simbólicos sino en su materialidad agencial entrelazadas con múltiples cuerpos presentes y ausentes. A través de exploraciones afectivas, que parten de lo cotidiano, nos vamos haciendo unxs a otrxs capaces, ampliando nuestras facultades afectivas. Cada encuentro es un acontecimiento o un evento relacional (no únicamente humano) en el que se re/generan haceres que se integran al devenir de la realidad, el tejido de mundos. Nos alejamos así de una noción tradicional de pedagogía (que significa guía del padre) para afectarnos-con formas de instrucción, coaprendizaje y re/generación colectiva para dar paso a prácticas alegres y más justas de cultivar la existencia. Utilizando una metodología no-representacional, guiadas por las X y E ofrecidas por el telar de cintura, coproducimos textos, audios e imágenes, invitando a otrxs a dejarse afectar e implicarse en estas prácticas.