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Tramas: entre hilos construidos, rotos e inventados para una propuesta antirracista en la enseñanza del arte

12.08.2023

Beth Castro

y Deise de Brito

Televisión, libros, entretenimiento, sonoridades, espacialidades, visualidades, movimientos. Estas instancias actuando en conjunto, cooperan para la percepción de esas relaciones. Lxs niñxs van a sentir dónde su existencia es “dada” por la repugnancia y cuándo será de acogimiento como potencia y belleza. Todo esto atraviesa la piel, llegando a la cognición.

Tramas 

Entre comunidad, familia y escuela se crean tramas que generan una sustancia de sentidos. De hilo en hilo, se construyen signos al envolver y, al mismo tiempo, diseminar consideraciones, comportamientos, valores, principios, realidades, condicionamientos. Tejemos las tramas y al mismo tiempo somos tejidas por ellas.

A través de los puntos, y entre ellos, vivenciamos los flujos y existimos en conexión o en posibilidad de relación con otras tesituras; algunas, construidas antes de que hayamos iniciado nuestros propios trayectos. Dentro de ese tejer que es al mismo tiempo tejido, como personas, lxs niñxs sienten y perciben. Aprenden sensorialmente la trama-espacio en la cual están insertxs, tejiendo dentro de sí caminos de entendimiento y relaciones singulares. Forman modos, engendran comprensiones, toman decisiones, desarrollan hábitos.

Dentro de micro arquitecturas tejidas, lxs niñxs, en sus multiplicidades, conciben sus propias tramas y al mismo tiempo identifican sensorialmente “lo que” y “quien” ciertas tesituras sociales alegan como importante y no importante —clasificaciones forjadas por las tramas que la antecedieron.
En ese camino, pueden incorporar rituales de acogida, conducta y negación, por ejemplo. Así, verdades van siendo tramadas y complejidades aparecen orgánicamente bajo la perspectiva del sentir. Por otro lado, sin ser mencionado, lxs niñxs van notando que sus cuerpos importan, o no, depende de los lugares, de la misma forma que sienten cuáles cuerpos son o no acogidos.

Este trayecto no se teje de forma lineal, sino que pequeñas sutilezas van conduciendo a esos lugares. Y entre múltiples sentidos, se van forjando marcas y alimentando estigmas sobre sí y sobre otras personas. En las tramas, los caminos de las imágenes, de las palabras, de los territorios, y los hilos de las variadas estéticas, nutren el tejer de sí que lxs niñxs se disponen a realizar.

Si de las imágenes florecen potencias, la nutrición tiende a tener la misma calidad. Y si el territorio se preocupa por el ejercicio de un pertenecer diverso, la idea es que no solo sume, sino que cambie con el propósito de ocupación de sí. Sin embargo, habiendo hilos que fijan ideas y verdades sobre sí y otras personas, se forma una gran complicación y, muchas veces, se hace necesario romper esas tramas.

Los códigos tejidos actúan colectivamente o friccionándose una en el otro, estén dentro de la familia, de la comunidad o de la escuela. Por ejemplo, si en casa el cuerpo de lxs niñxs importa, en la escuela, esa idea puede no ser la misma. Inclusive, teniendo en sus familias personas que les tejan el beneficio de la duda, de la puerta hacia afuera, el contexto puede ser muy diferente. Televisión, libros, entretenimiento, sonoridades, espacialidades, visualidades, movimientos. Estas instancias actuando en conjunto, cooperan para la percepción de esas relaciones. Lxs niñxs van a sentir dónde su existencia es “dada” por la repugnancia y cuándo será de acogimiento como potencia y belleza. Todo esto atraviesa la piel, llegando a la cognición.

Niñxs no blancxs, distantes de las ideas coloniales de pureza e infancia, sienten desde siempre este injusto atravesamiento. Lxs niñxs negrxs guardan la experiencia de lo que perciben, en tramas sutiles, del recorte que lxs deslegitima. Sienten que algo de sus físicos no es abrazado por determinadas tesituras. E infelizmente, la escuela —lugar-trama que debería acogerles— puede muy bien alejarles a través de sus paredes, sillas y maneras de estigmatización de sus cuerpos.

Los estereotipos son tejidos y continuados y lxs niñxs notan que el afecto disponible puede ser altamente limitado. Entonces, se perciben en un cruce de hilos entre la aceptación, la reacción y el silencio. Esta es tan solo una de las tantas encrucijadas que precisará saber atravesar. No hay fórmula, sino el acontecimiento de aquello que se siente.

Ejercicio de compartir narrativas con teatro de sombras. Foto: Beth Castro.

Para la investigadora Ana Célia Silva, “En una sociedad pluricultural como la brasilera, el sistema de enseñanza privilegia la cultura blanca con el objetivo de promover la desculturalización y el blanqueamiento”1. En consonancia con la autora, podemos considerar que la trama-sistema de enseñanza consolida el privilegio blanco a través de la desagregación de otras tramas. Todavía podemos sugestionar que ese proceso es muy dimensionado por los procesos de construcción de estigma en relación a las personas que no se mueven en esa trama de privilegios.

Reproducir la idea del alumnx problemáticx y de lxs niñxs difíciles es una forma eficiente de mantener la tesitura de los estigmas. Se suma también la completa ausencia de referencias potentes donde lxs niñxs no blancxs puedan florecer e inspirarse. Tanto la escuela formal como la informal, aún teje esas ideas.

Si conseguimos percibir positivamente en el espacio y en las imágenes, es probable que el proceso de nuestra ocupación en la trama-mundo esté lleno de potencia. En el sentido contrario, la experiencia de percibirse como preciosidad se vuelve sumamente difícil.

Por lo tanto, la escuela, así como puede crear hilos, ¿podrá romper otros que cooperen con la ocupación de lxs niñxs negrxs, por ejemplo? En el ejercicio de responder este cuestionamiento, vamos a dedicarnos a describir nuestro proceso como educadoras del arte en una escuela que se especializa en la enseñanza de lenguajes artísticos.

Trama-EMIA

EMIA es una escuela pública de iniciación artística fundada en 1980. Es una trama joven, de 43 años, que lleva en su historia experiencias con infantes en las cuales espacio y tiempo son materias primas para la elaboración de los procesos artísticos–pedagógicos. Uno de sus principios es la integración de lenguajes artísticos; así mismo, la interacción entre niñxs, familias, gestión y cuerpo docente es fundamental en las rutas que la escuela recorre.

La integración de lenguajes se da por medio de encuentros y experimentos artísticos cotidianos, uniendo la investigación y la acción. Este contexto experimental nos posibilita aprender a través de muchas formas: con gente, en el libro, en el juego, en el camino de las hormigas, en el balancear de las hojas, en el árbol, e, inclusive, con el avión que atraviesa el cielo de la escuela.

Lxs niñxs llegan a la EMIA, generalmente, con 5 años y su lapso de estancia regular en la escuela va hasta los 13 años:

La propuesta básica de iniciación es determinada por la integración de lenguajes, que sucede en la modalidad regular, nuestro único trayecto obligatorio. Al ingresar en la EMIA, lxs niñxs de 5 y 6 años, vienen a la escuela una vez por semana y pasan dos horas con una dupla de artistas profesorxs. A los 7 y 8 años, los encuentros pasan a durar tres horas, aún con dos profesorxs. A los 9 y 10 años, lxs niñxs tienen la experiencia del cuarteto: tres horas y media con cuatro artistas profesorxs, unx de cada lenguaje: música, danza, artes visuales y teatro, actuando simultáneamente y de forma colaborativa. A los 11 y 12 años, lxs niñxs pueden elegir profundizar su experiencia en uno de los cuatro lenguajes, en encuentros de tres horas2.

De esta forma, se va dando la integración de lenguajes, con intercambios de líneas de saberes diversos, entre personas-adultas y personas-infantes —todxs con sus sueños, deseos y modos de actuar en el mundo.

En la trama-EMIA, tanto como en otras instituciones brasileras, uno de los desafíos que cada vez más se actualiza es la forma de llevar a cabo, en lo cotidiano, una propuesta antirracista que atraviese las prácticas pedagógicas desarrolladas en la escuela. Dentro de esta coyuntura, acciones que incluyan abordajes no euro-blancos referenciados, de forma no estática y romantizada, en destaque, aquí, las múltiples experiencias de la cultura negra-brasilera.

Trama-cuerpo  negro-artes: una propuesta de abordaje

Al sentir la necesidad de tejer hilos que enfrentasen la dificultad de contemplar una propuesta antirracista en los encuentros con lxs niñxs, nosotras, como dupla de profesoras en un grupo de ocho años, propusimos una trama-proyecto que consistía en trabajar los cuatro lenguajes (artes visuales, danza, teatro y música) a partir de artistas.

La particularidad en común entre las personas artistas elegidas era que todas eran negras, cada una dueña de una narrativa singular. Realizamos una curaduría compuesta por Dona Ivone Lara (1921-2018), cantora y compositora; Mônica Cardim (1967), artista visual; Lázaro Ramos (1978), actor y escritor; y Bethânia Gomes (1973), bailarina y activista.

Este propósito consistió en una posibilidad de abordaje del cuerpo por medio de la investigación del imaginar, pues el imaginario es la materia prima de nuestras investigaciones y encuentros. Los experimentos partieron de la presentación de las personas artistas mencionadas, quienes, aunque están en el arte hace un tiempo, no eran reconocidas en el repertorio de lxs niñxs, cuyas referencias eran generalmente no negras. Y cuando estas aparecían o surgían a lo largo de los encuentros, eran acompañadas de algún hilo que alineaba algún trazo de estigmatización.

Para responder a ese panorama de forma cierta, abrimos caminos bordados de delicadeza, respeto y mucho afecto. Queríamos que lxs niñxs entrasen en esta vivencia y salieran con una percepción en relación a la pluralidad de tramas narrativas de los lenguajes artísticos y de las personas que las realizan.

La estrategia principal elegida fue presentar la obra antes de cada persona autora. Nuestra idea en ese sentido era que lxs niñxs crearan en su imaginario una idea de quién era la autoría de la obra. ¿Cuántos años tenía la persona? ¿Dónde nació? ¿Tiene hijxs? ¿Cómo era el cabello y su textura? ¿Qué profesión tenía? ¿Qué color de ojos? ¿Cuál era el color de su piel?

Por ejemplo, en la presentación de la primera artista —Dona Ivone Lara— escuchamos con el grupo una canción de la compositora, “Sonho meu”, solamente instrumental. El juego propuesto consistió en que lxs niñxs experimentaran movimientos de expandir y contraer el cuerpo durante el flujo de la música. Después, presentamos un dibujo solamente con los trazos del rostro de Ivone Lara para que pudiesen colorear a partir de lo que habían imaginado, además de crear una historia para la autora de la obra musical abordada.

Lxs niñxs crearon diferentes narrativas de acuerdo con sus tramas culturales; muchxs demostraron un cierto distanciamiento con el conjunto de artistas presentado. Al colorear el rostro de Dona Ivone Lara, fue raro encontrar que algunx pintase la piel de la cantora con algún color que se aproximase a algún tipo de piel negra. Luego de identificar esa situación, compartimos un video con imágenes de Dona Ivone Lara y lxs niñxs se sorprendieron al percibir que se trataba de una artista negra. Era como si no pudieran imaginar que alguien que compone tan bien pudiera pertenecer a la comunidad negra.

En ese momento, notamos cómo trazos que estigmatizan se van tejiendo en relación a la población negra, tan fuertemente a lo largo de siglos, y ya estaban cruzando los hilos de aquellxs niñxs. Continuamos preguntándonos: ¿qué tipo de tesituras constituían los lugares sociales/familiares de lxs niñxs de aquel grupo, al punto de no concebir como posibilidad que una artista de música brasilera pudiera ser negra? Resaltamos que en el grupo no había solamente niñxs blancxs. ¿Qué tipo de referencias sentían diariamente estxs niñxs en sus tramas? Es más, ¿qué lugares ocupaban las personas negras dentro de sus redes?

Dona Ivone Lara. Foto: Acervo da Dona Ivone Lara. Cortesía: Beth Castro y Deise de Brito.

Tramas-posibles 

Observamos que la provocación del rompimiento de ciertos hilos era necesaria, y uno de ellos, ejecutado por la propia fabulación de las narrativas que lxs niñxs elaboraron a partir de las personas artistas presentadas con sutiles interferencias que fuimos tejiendo. Después de compartir las creaciones de sus narrativas, les presentamos las historias que conocíamos respecto a estas personas junto a su imagen.

Para llegar a este objetivo, fue de fundamental importancia resaltar los trayectos, principios y creencias de cada persona, con el objetivo de que fuese tejido en el imaginario de lxs niñxs que las personas negras también son agentes de arte.

Cuando imágenes de personas negras y sus realizaciones son presentadas sin estigmas a lxs niñxs, se van tejiendo hilos para existencias posibles. Ocupando un imaginario y un territorio de referencias que se transforma en una trama configurada por acogimiento, un espacio al cual pertenecer, y reconocimiento —de sí y/o de quien está cerca o lejos. Es evidente que lxs niñxs sienten, y por eso interceden. Solo precisamos garantizar su derecho en la acción de entenderse dentro de la diversidad de tramas, siempre.