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Gabriela Mistral

¿Y si (nos) pensamos juntas?

04.05.2022

por Daniela Ricciardi

Poner en diálogo sus textos implica pasar por temáticas fundamentales para pensarnos individual y colectivamente: el rol de las mujeres, la posición ética y política de profesorxs (...) Cuestiones que también permiten reflexionar sobre la lentitud de los cambios culturales (...)

Gabriela Mistral con estudiantes, Brasil (1945). Fuente: Archivo Memoria Chilena. Biblioteca Nacional de Chile.

“Transmitir, sin advertirlo, el sentido más transcendental de la humanidad en la sala de clases. Así la educación es una verdadera comunicación imaginativa, transformadora y existencial”

Maza, A. (2020). Gabriela Mistral y experiencia docente. En Warnker, C & Pfeiffer (eds.). Pasión de Enseñar. (pp. 304-308). Universidad de Valparaíso.

Encuentro con Gabriela Mistral en el arte y la educación

¿Cómo partir con la palabra de Mistral hoy en día? ¿Qué destacar de una mujer que dedicó su vida a la educación y obtuvo los máximos galardones internacionales por su escritura? Sin embargo, fue mucho más que eso: personalmente, rompió estereotipos para su época y vivió ejerciendo plena libertad. Fue una mujer independiente, intelectual y sin hijxs (aspectos que no correspondían al rol de las mujeres de ese entonces), además de sus continuos viajes debido a sus cargos diplomáticos en consulados y embajadas, espacio político destinado principalmente para los hombres. Así como su declarada condición mestiza, en un contexto en el que se ensalzaba la cultura europea y su tendencia sexual abierta, siempre mantenida en silencio.

¿Qué resaltar y cómo leerla en el presente? Poner en diálogo sus textos implica pasar por temáticas fundamentales para pensarnos individual y colectivamente: el rol de las mujeres, la posición ética y política de profesoras y profesores, la implicancia del valor por la tierra, por lo local e indígena, la inmigración, la importancia de la infancia, entre muchos otros. La amplitud de temas que Mistral trató hace más de un siglo siguen vigentes, dando cuenta de una mujer atenta a la realidad que le tocó vivir. Cuestiones que también permiten reflexionar sobre la lentitud de los cambios culturales y cómo aún se piensan como innovadoras cuestiones tratadas hace más de un siglo. Entonces, ¿cómo se acerca su visión al cruce entre arte y educación y qué mirada nos abre?

La intención inicial es encontrarse con sus escritos, entendiendo ese diálogo como un acto de transmisión, un encuentro entre generaciones. Para ello, he tomado algunas ideas centrales de su pensamiento educativo y propongo abrir una conversación volcada hacia el presente.

Un primer concepto que rescato es el de imaginación: Mistral la consideraba la base para la inteligencia y la sensibilidad, siendo a la vez muy crítica con aquellxs profesorxs que no propician los espacios para que esta emerja. Mencionaba cómo a partir de la apropiación de textos, cambiando fragmentos e imaginando finales se podía enriquecer la lectura, así como la importancia que daba a imaginar relatos y que estos fuesen dibujados. En general se observa un énfasis en propiciar una actitud exploratoria e investigativa enfatizando en generar espacios de confianza y espontaneidad para que la imaginación se expresara (mirada que da cuenta de su cercanía con el arte). En lo educativo, consideraba que la creación de una clase era como hacer una obra de arte: “Cuando yo he hecho una clase hermosa, me quedo más feliz que Miguel Ángel después del Moisés”1, evidenciando la importancia que ella otorga al acto creativo de la clase y dejando entrever la actual discusión sobre el potencial de la obra de arte en la educación, y viceversa.

Esta mirada viene dada por la práctica misma, su propia experiencia como educadora y artista. Gabriela es explícita en la necesidad de que lxs educadorxs tengan intereses paralelos a su formación pedagógica, ya que esto enriquece su trabajo educativo y lxs convierte en personas integrales, cualidad central para quien enseña.

Por otra parte, ya en el año 1927, declara sobre la relevancia de las imágenes en la educación, refiriéndose a la ilustración y el cine: “…la imagen y no las palabras, es lo que se retiene. Pero si se lee (…) volviendo lo leído una imaginería, eso queda asimilado y nunca se perderá por completo…”2. Explica sobre la manera de abordar ciertos contenidos (en este caso los de zoología): “Se han de dar primero las estampas, todas las posibles (…) Sobre la lámina yo pondría la aventura y el relato (…) sólo después de esta doble estampa de la bestezuela, la estampa grabada y oral, ya entraría en la descripción técnica…”3. Interesante la secuencia que propone, partiendo de un acercamiento más intuitivo y placentero desde la imagen.

Se podría suponer que hoy estaría atenta a los memes y al potencial de los videojuegos en la educación, ¿lo estarán quienes educan en el presente? Reconocer este legado y pensarlo con miras a una revisión crítica de lo que implica la imagen en nuestros contextos es una labor esencial de la educación artística, donde las fricciones entre arte y educación hacen sentido. Más allá del valor que da a la imagen, destaca su mirada crítica y atenta a su tiempo, es decir contemporánea.

En sus textos y su biografía se advierten los conceptos de autonomía y autoformación4, acciones de transgresión para su época, que hoy circulan en las discusiones sobre educación. Ya hacia 1919 escribe un artículo titulado Métodos activos de instrucción donde expresa: “jamás debe hacer el maestro lo que el niño puede hacer por sí sólo”. Ella proponía una educación fuera del aula, vinculada a la tierra, enfrentando problemas reales; llevar la sala de clases al patio, trabajar en la huerta. Tal era su sentido de territorio que llevaba consigo una bolsa con tierra del norte (lugar de su nacimiento). Cuestiones que, al situarnos en el campo del arte y la educación, podemos identificar en líneas de pensamiento y autores contemporáneos y que siguen siendo un desafío para la educación pública en Chile.

Es el caso del denominado arte de contexto en la práctica artística o bien el aprendizaje situado desde la pedagogía. También lo encontramos en las propuestas de Silvia Cusicanqui5, cuando propone aprender en plazas, caminos y mercados, así como la importancia de acercarse al conocimiento desde la práctica y la formulación constante de preguntas frente a la realidad. Ambas plantean la necesidad de no trasladar modelos ajenos, sino construir propuestas desde lo local. Cuestiones que se cruzan con el valor que dan a los pueblos indígenas y donde podrían encontrarse nuevas posibilidades para estar entre nosotros y nosotras; de hacer comunidad. En este sentido cabe destacar los planteamientos de Mistral en defensa de lo indígena y su amplia crítica a quienes son mestizos y niegan su parte india, alabando su origen europeo: “El indio no está fuera nuestro: lo comimos y lo llevamos dentro. Y no hay nada más ingenuo, no hay nada más trivial y no hay cosa más pasmosa que oír al mestizo hablar del indio como si hablara de un extraño”6. Destaca los ritmos y los tiempos, así como las cualidades de paciencia y humildad frente a la vida. Además, rescata la cercanía con la naturaleza, cuestión que no solo lo plantea en teoría, sino que lo vive y lo expresa en su pensamiento pedagógico: “Durante mis siete años de profesorado en los Andes hice siempre al aire libre, bajo un parrón del liceo (…) Afronté al comienzo las burlas (…) Pasando diez días, la disciplina fue la misma de la sala de clase”7.

Fotomontaje de la intervención 'Manifiesto GAM' en el Centro Cultural Gabriela Mistral, Santiago de Chile (2019). Cortesía: Centro Cultural GAM.

Lecturas contextuales: Gabriela Mistral en el Chile de hoy

Tomando las ideas planteadas hasta ahora, quisiera volcar la atención al contexto del Chile actual, para dialogar con Gabriela Mistral a través de algunas de las imágenes surgidas durante el estallido social de octubre de 20198. Chile atraviesa un periodo marcado por una crisis política y social de larga data, masivas movilizaciones sociales se venían sucediendo desde 2006, impulsadas principalmente por el movimiento estudiantil (comenzando por las que organizaron las y los estudiantes secundarios, denominados pingüinos9) que demandaba cambios estructurales al modelo social y político imperante, instaurado durante la dictadura militar y que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Estas movilizaciones fueron ampliando su convocatoria poco a poco, hasta involucrar a gran parte de la sociedad, alcanzando la mayor participación ciudadana desde la vuelta a la democracia.

Las consecuencias fueron gravísimas, como las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile, pero también trajeron señales de aliento como el proceso constituyente en marcha, o la primera convención paritaria a nivel mundial, con escaños reservados a pueblos originarios y que tiene de presidenta a una mujer Mapuche. “Hemos perdido tanto, que ya perdimos el miedo”, una frase reiterada en las manifestaciones, da cuenta de un cambio generacional y un vuelco irreversible que dejaba atrás un pasado represivo y de poca participación real de las mayorías. Esto permite imaginar un nuevo marco de vida en común desde otro paradigma.

Fotomontaje de la intervención 'Manifiesto GAM' en el Centro Cultural Gabriela Mistral, Santiago de Chile (2019). Cortesía: Centro Cultural GAM.

En este sentido, retomo las ideas de Gabriela Mistral: “La libertad es sencillamente una función tan vital como la respiración…”10. “La libertad le gusta al niño más que comer y el beber”, muy ligada a la participación infantil que ella permanentemente enfatizaba: “el niño (…) llega a la escuela trayendo su mitología (...) Había que oírle primero y ver modo de usarle ese pequeño tesoro (…) y abrirle con esto la confianza”11. Ideas que evidencian la importancia de la voz de lxs niñxs y de construir con ellxs, así como la confianza necesaria, para que esta voz emerja.

Relaciono estas nociones con las imágenes propuestas por el artista Fab Ciraolo en el frontis del Centro Gabriela Mistral (GAM)12 y su fotomontaje, emplazado en la Plaza Italia (renombrada durante el estallido como Plaza Dignidad), centro neurálgico de las manifestaciones en Santiago en octubre de 2019. La imagen subvierte la figura del héroe militar Manuel Baquedano por la de una Gabriela Mistral empoderada y libre que alza una bandera negra de Chile13, e incorpora su frase: “El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”.

Este retrato refleja mucho mejor quien fue ella realmente, en contraste con la imagen que en Chile se ha construido a lo largo del tiempo, ligada a la figura de madre y poetiza de lxs niñxs. Este gesto, a su vez, pone de relieve a dos grupos sociales que no han sido parte de los espacios de poder en la historia oficial: mujeres y niñxs. Un imaginario transgresor, recurrente en la revuelta social donde el arte ha sido protagonista.

Fotomontaje: Fab Ciraolo (2021).

Me interesa tomar esta propuesta como acto de transmisión en el sentido educativo de “…dispositivo que permite, que abre la posibilidad de que eso viejo sea apropiado, sea trasladado, sea vuelto a leer (…) y actualizar por los que vienen”14. Así, la imagen de Gabriela Mistral retomada en este contexto ofrece una posible respuesta a la pregunta planteada por el historiador Elías Sánchez: “¿Cuál es la historia que en Chile se estaba escribiendo?”15. Quizás una nueva, cimentada en el pasado que representa su figura, a la vez que ofrece un lenguaje híbrido que da cuenta de un cambio cultural que no borra, que no omite, sino que revisa y retoma. A diferencia de las acciones del gobierno, tapando una y otra vez los gestos expresivos de la ciudadanía.

Este reemplazo simbólico de Baquedano por Mistral hace resonar las palabras del texto “Menos cóndor y más huemul”16. Me tomo la libertad de experimentar un diálogo:

“El huemul es una bestezuela sensible y menuda…”

¿Qué es una educación sensible y menuda hoy? ¿Es posible encontrar en el arte algo de dicha menudez para generar un diálogo sensible con la educación?

“…tiene parentesco con la gacela, lo cual es estar emparentado con lo perfecto. Su fuerza está en su agilidad”

¿Cómo se ve reflejada dicha agilidad en nuestras salas de clases? ¿Es posible entender la fuerza desde otro lugar con esa agilidad asociada a la astucia y la motivación, más que la fuerza de la norma y el autoritarismo?

“Él, como los ciervos, se salva a menudo sin combate, con la inteligencia, que se le vuelve un poco inefable”

¿Dicha inteligencia se aleja de la competencia y se acerca a la colaboración? ¿Será una inteligencia similar al encuentro intergeneracional que se construye como gesto de transmisión? ¿Hay en ello un espacio de afecto y escucha?

“Lo defiende la finura de sus sentidos: el oído delicado, el ojo de agua atenta, el olfato agudo”.

¿Cómo sería una educación pensada con finos sentido? ¿Cómo serían nuestros cuerpos si hubiésemos agudizado nuestro olfato a la par que nuestra vista y nuestra capacidad racional? ¿Y si nos proponemos imaginar un espacio educativo que enfatice en esta finura, involucrando el cuerpo en todo su potencial y donde el arte pueda fortalecer dicho proceso? ¿Qué sería de nuestras salas de clases, de las relaciones entre profesores y estudiantes y de esa nueva sociedad que queremos construir? ¿Qué sería?

“El huemul quiere decir la sensibilidad de una raza: sentidos finos, inteligencia vigilante, pero eficaces, del Espíritu”.

¿Será posible encontrar con mayor frecuencia dicha sensibilidad del huemul en nuestros espacios educativos? ¿Qué puede aportar el arte para ello?

“Mejor es el ojo emocionado que observa detrás de unas cañas, que el ojo sanguinoso que domina sólo desde arriba”.

Apuntes finales

En una lectura final, cabe preguntarse: ¿qué elementos trae a la vista este nuevo imaginario? ¿Qué implica este cambio Baquedano-Mistral? En respuesta a ello, traigo las palabras de Françoise Collin quien propone: “Si el feminismo no se limita a ser una teoría y una acción puramente políticas, sino que pretende ser igualmente un espacio de pensamiento que se haga cargo de la totalidad de la experiencia, debe dejar sitio, en su trabajo de capitalización a aquello que no se capitaliza”17. Estas palabras contienen dos ideas centrales de lo que pareciera implicar este encuentro con Gabriela a modo de acto de transmisión. La primera, el feminismo como cambio de paradigma, como nueva lógica de pensamiento; la segunda, lo “que no se capitaliza”, aquello que según Mistral también contiene una clase: “Verdad es que mi clase se desvaneció como un celaje, pero es sólo en apariencia. Mi clase quedó como saeta de oro atravesada en el alma siquiera de una alumna. En la vida de ella mi clase se volverá a oír, yo lo sé”18.

En este sentido, propongo pensar espacios educativos envueltos por ese misterio del arte, por aquello que no se capitaliza, transitando en esos múltiples lenguajes de lo innombrable, anclados en la experiencia, más que únicamente en la teoría o la norma. Al igual que ocurre con un acto de transmisión como espacio de relaciones intergeneracional y que se acerca al huemul en su finura y sutileza. Encuentro entre el presente y el pasado donde se abren preguntas que permiten pensarnos actuales con el peso, la profundidad y el sostén del pasado. Espacio para pensarnos en red, un tejido de mujeres —en este caso— que han venido antes que nosotras y nosotros con quienes dialogar y construir nuevas preguntas, abrir zonas de pensamiento crítico e imaginar respuestas en el cruce arte-educación. Acto de transmisión que implica transformar y transformarse en él.

La educación junto con el arte, como lo insinúa Gabriela en su experiencia de profesora y escritora, pueden ser un modo de construir mundos posibles, un espacio donde aprender juntxs y no solo una maquinaria funcional al sistema imperante. Entonces la invitación es a retomar nuestro pasado a través de mujeres y hombres que han podido correr el cerco, mirar un poco más allá de sus cómodos espacios; quienes hoy nos permiten repensar el presente en compañía, como un hilo más de una red interminable de miradas transgresoras y esperanzadas, de personas actuando desde la práctica misma con la teoría en mano.