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Aprender de las posibilidades de resonancias e interferencias

11.08.2023

por Nicole L´Huillier

Nicole L’Huillier (Santiago, Chile, 1985) es una artista e investigadora transdisciplinar cuya práctica se centra en la exploración de sonidos y vibraciones como materiales de construcción para ahondar en cuestiones de agencia, identidad, colectividad y la activación de una imaginación vibracional. Su trabajo se materializa por medio de instalaciones, esculturas sónicas/vibrantes, la creación de dispositivos (de escucha y/o difusión sonora) propios, performances, composiciones experimentales, poemas membranales y la escritura.

Educación

Formación

Desde chiquitita he sido muy curiosa y busquilla, y creo que esas características me fueron llevando a lugares inesperados y abriendo caminos que confluyen en todo lo que hago hoy. Tempranamente me encontré con la música, cuando empecé a tocar batería. Aprendí por medio del jugar a tocar con mis hermanos y amigxs en sesiones de improvisación bien destartaladas pero llenas de un fueguito inexplicablemente cobijador. Ahí desarrollé también el hábito de hacer con otrxs por medio de un lenguaje no semántico que es netamente relacional y emergente. Pero sobre todo, ahí aprendí a “tirarme a la piscina”, a atreverme a hacer cosas aunque no “supiera” cómo se hacen, ya que si una no se lanza nunca aprenderá algo nuevo.

En la universidad estudié arquitectura. Más que aprender a ser arquitecta, lo que me gustó mucho de la carrera fue que se me presentó como un abanico de temas que confluyen y deben estar en diálogo. Por ejemplo, aprendí de composición, de estética, de física, de urbanismo, de sociología, de geometría, de filosofía, de historia...

Luego me fui a estudiar un programa de postítulo (magíster y doctorado) en Artes Mediales y Ciencias al MIT en Estado Unidos. Durante esos años, pude dedicarle tiempo y energía a las posibilidades de creación, reflexión, diálogo, aprendizaje y colaboración, por medio de experimentos, errores, preguntas, relaciones, improvisaciones y el prestarle atención a los procesos más que a los resultados.

En este lugar, me permití ensuciar las nociones fragmentadas que traía de ‘realidad’ y de ‘conocimiento’, explorando la transgresión de bordes imaginarios para encontrar una comodidad muy liberadora en la (re)mezcla, lo indefinido, y lo difícil de categorizar.

Empecé a identificar los bordes porosos y agrietados que existen en todas partes para infiltrarme en ellos y así navegar por distintos espacios, abriendo preguntas y estimulando formas vibracionales de ser; haciendo oscilar y sacudiendo perspectivas y lugares estancos y rígidos; atreviéndome a habitar en flujo distintos lugares simultáneamente. Se me abrió un mundo donde convergen, resuenan y se entretejen disciplinas, perspectivas, temporalidades, cosmologías, agencias, estados de consciencia, escalas, inteligencias e imaginarios. Desde aquí que acarreo conmigo todas estas interferencias que me ayudan a navegar íntimas ficciones y fricciones que dan pie a como soy, siento y aprendo.

Enseñanza

Considero fundamental abrir procesos de enseñanza estructurados por medio del diálogo y la reflexión con otres, el aprender al ir haciendo en procesos compartidos. Para eso es fundamental facilitar un ambiente de confianza, respeto y generosidad, para poder invitar a les alumnes a compartir (materiales, ideas y procesos) y a atreverse a probar cosas.

Setear un entorno de experimentación creativa con apertura a las posibilidades de la intuición, los encuentros, las conexiones entre cosas diversas, la improvisación, los errores y los accidentes. Para mí, el “éxito” de estas sesiones se basa en la comunidad que se crea más que en las herramientas y conocimientos que les participantes se llevan. Con esto me refiero a que las herramientas y conocimientos adquiridos no significan mucho si no son dinamizados y compartidos. Al compartir siempre ocurren cosas que van mucho más allá de lo que una enseñó o aprendió, las ideas se multiplican y las posibilidades se expanden y se movilizan de maneras impensables e impredecibles.

Aprendizaje

Desde chica, los aprendizajes basados en el compartir se me dieron de manera accidental/natural, a través de precarios encuentros musicales/sesiones de improvisación y el jugar a hacer música. Puede que suene muy básico, pero para mí es algo sumamente importante y estructural. Me marcó profundamente haber estado expuesta a un hacer con otrxs sin realmente saber qué estábamos haciendo. Superar esa vergüenza de no hacer nada tan bien, de no “saber tocar” y encontrar en conjunto un lenguaje común, resonante, fuera del lenguaje tradicional, aprender a escucharnos mutuamente. Por medio de esa escucha, suceden cosas, se abre el diálogo, y esa especie de trance de tocar, de perderse en la música con otrxs, sin un objetivo o una manera de hacer específica, dictada o regulada.

Además de aprendizajes desde la academia, talleres informales, experiencias vividas y procesos espontáneos compartidos, estoy constantemente aprendiendo y dinamizando las ideas por medio de la lectura. A continuación me gustaría mencionar algunas de las teorías y autores que acompañan mis procesos e investigación estos días, ya que creo que pueden dar luces para otres y, simultáneamente, estimular los procesos resonantes y colectivos que conlleva mi obra.

Acustemología, transducciones y relaciones vibracionales de cuidado

Hay muchísimas capas teóricas que constituyen la esencia de mi investigación actual, pero en su centro contiene nociones de la “acustemología” propuesta por Steven Feld1, que entreteje una epistemología acústica y un ser oscilante en relación constante. Dentro de este diálogo me gustaría agregar los muchos ires y venires de las transducciones y la ontología vibracional de Stefan Helmreich2. Por otros lados, estas ideas intersectan con la vibración como eje en el trabajo de Shelley Trower3, el espíritu multidimensional de Pauline Oliveros4 y la improvisación cuántica5 como parte de una escucha profunda basada en relaciones multiescalares y multidagenciales. Estas ideas proporcionan un sustento basal para poder entrar en prácticas anticoloniales de escucha situada como las presentadas en el trabajo de AM Kanngieser6 y en la escucha “sin hambre” basada en relaciones de respeto y cuidado vibracional que se encuentran en el trabajo de Dylan Robinson.

Performatividad, agencia y el cosmos pulsante

Otra capa fundamental articula las ideas anteriores por medio de dispositivos entrelazados con la realidad, la performatividad más-que-humana, nociones de agencia y el cosmos intra-activo propuestos por Karen Baran8.

Pensamiento fronterizo, diferencia y/e (in)finitud

También, el influyente trabajo de Gloria Anzaldúa9 en torno a un pensamiento fronterizo, los bordes móviles que nos delinean y la poesía como herramienta de lucha. Hilado con preguntas en torno a diferencia y finitud derivadas del trabajo de Denisse Ferreira da Silva10 y otres pensadores que exploran de manera crítica las nociones de subjetividad, definición y superficie. Ensamblando ideas que tienen que ver con profundidades, otredades porosas y fronteras indefinidas que son nutridas por experiencias vividas, la ciencia ficción, y la física cuántica.

Alteridad y la construcción de subjetividad

Finalmente, quisiera tejer los referentes anteriores con examinaciones en torno a la construcción de subjetividad fuera de la norma occidental y sus divisiones categóricas. Tal como las Metafísicas Caníbales11 de Eduardo Viveiros de Castro, con referencias del Perspectivismo Amerindio e ideas en torno al Multinaturalismo. Así como Marisol de La Cadena12 y sus estudios en torno a identidad fractal Andina. El pensamiento Pluriversal13 de Arturo Escobar. Las naturalezaculturas de Donna Haraway14. Y el trabajo de Eduardo Kohn15 que propone sintonizarnos con otrxs sistemas de inteligencia que no son exclusivamente humanos. Por nombrar tan solo unxs pocxs.

Procesos

Inicios y estrategias

Me gusta entender mi trabajo como una invitación a activar una práctica membranal16, para así poder recibir vibraciones que hacen que las cosas oscilen y sacudan límites que fragmentan cuerpas, conocimientos, lenguajes, temporalidades, señales, y líneas rectas, entre otras cosas. Todo esto nace de un impulso de activar la imaginación de manera vibracional, a fin de descentrar, reorganizar y posiblemente desaprender algunas de las cosas rígidas y estáticas que se nos han enseñado. Dentro de este marco, muchas veces mi punto de partida es la resonancia como fenómeno que dicta procesos y sucesos compartidos. Cuando resonamos, una serie de vibraciones activan membranas en nuestros espacios, cuerpas y mentes. Parte de esas vibraciones son percibidas como sonido cuando escuchamos. Mientras resonamos —así como cuando escuchamos— se diluyen nuestros bordes, nos convertimos en muchos; recibimos y, al hacerlo, también entregamos de vuelta. Los límites y fronteras se desdibujan y las cosas se reorganizan en una relacionalidad aglutinante.

Nicole L’Huillier: “Membranas” (2022). Foto: Jimmy Day. Cortesía: Nicole L’Huillier.

Una práctica membranal es una práctica que conlleva el aprender de las posibilidades de las resonancias e interferencias para poder reorientarnos y rearticular cómo nos relacionamos, así como las narrativas que nos definen.

En lo concreto, hay tantas formas por las cuales un proyecto puede ser movilizado. Algunos requieren tiempos largos y procesos bien contenidos y organizados; otras ideas emergen de diálogos espontáneos y colaboraciones. Para mí, las ideas detrás de los proyectos vienen siempre de una serie de accidentes hermosamente generativos. Por eso, aunque no creo que haya una sola manera, diría que siempre es un proceso de improvisación. Porque siempre sucede algo imprevisto y, a veces, incluso lo que falló proporciona otras cualidades más interesantes que cuando estaba todo controlado y en dirección hacia el resultado que se buscaba.

Cuestionamientos

Lo indeterminado y el error forman parte fundamental en mi trabajo y procesos. Tiene mucho que ver con mi inclinación por la improvisación como lugar de acción, como maniobra de práctica. A pesar de que no haya normas rígidas, siempre existen acuerdos o direcciones que guían y establecen un territorio base, un lugar común desde donde activar diálogos resonantes compartidos. Pero en su forma más esencial, la improvisación articula un sistema de llamado y respuesta basado en una escucha activa y profunda. Cuando esto está en la base, todo lo que viene después es parte de ese diálogo resonante. La improvisación se constituye por un proceso de escucha mutua para emerger en conjunto.

Explorar sonidos y vibraciones como materiales de construcción es una práctica que atraviesa mi trabajo. Estos son materiales intrínsecamente colectivos, capaces de entretejer agencias en múltiples escalas y, a su vez, estimulan imaginarios resonantes y sensibilidades en relación. Explorar la realidad desde una ontoepistemología vibracional implica contener y ser contenida por procesos resonantes, interferentes, polifónicos y acoplantes, entre otras cosas. Creo que es fundamental entendernos como parte de una realidad donde todo está en constante oscilación, resonancia y relación.

Durante los últimos años he estado conduciendo mi trabajo alrededor del concepto de La Membrana: un dispositivo organizacional y una estructura modelo para estimular formas vibracionales de ser y pensar en este mundo. La Membrana, como un tímpano, un tambor, o como nuestra piel, produce y recibe vibraciones; es un borde poroso que puede conectar y separar a la vez, un umbral que es activado por vibraciones. Entonces, comportarse membranalmente implica ser unx cuerpx en oscilación, pensar y experienciar en constante relación con otrxs. La membrana social (como me gusta decir) también incluye cuerpxs que no son meramente humanxs, incorporando otros tipos de subjetividades y registros sensoriales al diálogo. Explorar La Membrana puede proporcionar un orden más dinámico, complejo, entremezclado, inseparable y confuso de las cosas que se basa en un constante ser en relación. Es una invitación a seguir lo pulsante como eje.

Procedimientos

Por medio de mis derivas y experimentos, he ido incorporando diversos tipos de tecnologías en mi hacer. Siempre son muy variadas y de distintos órdenes, que van de nuevas tecnologías a otras muy antiguas. Me gusta mucho cuestionar nuestro entendimiento general de lo que es “tecnología”, donde más que un objeto cerrado, es algo que conlleva una serie de procesos que transforman y ponen otras cosas e ideas en relación y dinamismo. La tecnología no solo se encapsula en un dispositivo electrónico de punta, también existe en la esencia de sistemas geológicos, vegetales, vibracionales, entre tantos otrxs.

Por medio de estas derivas y en pos de explorar algo que llamo inteligencia vibracional, he llegado a crear mis propios dispositivos tecnológicos y muchas de mis obras los contienen o son contenidas por ellxs. Muchas obras son dispositivos a modo de sistemas escultóricos desplegados en el espacio, sistemas que se pueden habitar y que acogen, sistemas que escuchan, que suenan, sistemas improvisatorios que pueden entrar en diálogo, etc. A muchos los llamo dispositivos tecnoilógicos, ya que son muy intuitivos y conectan con saberes y pensamientos fuera de lógicas racionales contenidas por líneas rectas y categorías monolíticas. Son dispositivos desparramados, performativos, de líneas difuminadas, difíciles de categorizar; son muy poco eficientes a nivel de resultados, pero enormemente generativos a nivel de procesos, relaciones y búsqueda de nuevas preguntas.

Diálogos

Los procesos de trabajo y de puesta en acto de mis obras requieren de un constante diálogo, ya que se inscriben y participan de sistemas interdependientes. Esto implica una fuerte relación con los lugares, contextos y situaciones alrededor de la obra y cómo se presentan, nutren y dialogan en/con ella. Mis piezas son una especie de partitura abierta extendida en el espacio que, errática y esporádicamente, activa distintos cuerpos y situaciones.

Obras y proyectos

Nicole L’Huillier: “La Orejona Records” (2023). Sesión de tamborileo. Akademie der Kunste, Transmediale, Berlín. Fotografía: Elisa Balmaceda. Cortesía: Nicole L’Huillier.

En este momento estoy llevando a cabo varios proyectos, dentro de los cuales está La Orejona Records, una obra que se desarrolla por medio de encuentros vibracionales resonantes, centrándose en la poética de lo ininteligible. Esta membrana es una entidad pulsante que siempre está siendo activada por fuerzas vibracionales a su alrededor: ya sea por vientos que la acarician, leves temblores provenientes del suelo, bichitos u otras entidades humanas y más-que-humanas que se le posan y la tocan, ondas sonoras que se propagan a su alrededor y activan su cuerpo, así como vibraciones propias de su estructura.

Este dispositivo, que se llama La Orejona, es un micrófono de membrana vibracional palpable (por medio de vibraciones), visible (por medio de su fluido y constante movimiento ondulante) y escuchable (por medio de los sonidos que genera al recibir todas las vibraciones mencionadas anteriormente). En contraste con la lógica de la microfonía convencional contemporánea, esta membrana no busca identificar/capturar señales individuales o independientes para separarlas/categorizarlas/controlarlas, sino que busca indiscriminadamente recibir todas las señales contiguas para mezclarlas en una inseparable masa de ruido colectivo. La Orejona puede ser entendida como un dispositivo de antivigilancia, que constituye un estudio de grabación al aire libre. La obra no es nunca lo que parece ser, sino lo que puede agenciar.

Contextos

Una perspectiva vibracional se basa en poner distintas cosas/cuerpxs/situaciones/energías/perspectivas en resonancia e interferencia para abrir otros fenómenos y dimensiones. Muchas veces mi obra se constituye como una excusa o dispositivo para poder sintonizarnos con nuestra realidad vibracional, y esto no puede ser desde una perspectiva abstracta de lo que puede ser el sonido, las vibraciones, la escucha o lo colectivo. Es necesario poner las ideas en práctica y las obras en relación para que puedan activar sucesos de repercusiones tangibles y ecos compartidos.