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Artexploración: sueños, ritual y conocimiento

15.03.2023

por Delonis Escalante

A partir de una práctica personal de exploración onírica sostenida a lo largo de 20 años y una investigación académica sobre arte indígena americano y los sueños, Delonis Escalante (La Habana, Cuba, 1979) desarrolla una práctica artística y pedagógica personal orientada a la estimulación creativa como herramienta para el autoconocimiento, el desarrollo de proyectos y la resolución de problemas en la vida práctica y las relaciones sociales.

Educación

Formación

Ser artista y reconocerme como artista para mí fueron dos procesos distintos. Toda mi infancia y parte de la adolescencia estuve dibujando, pintando y escribiendo, sin etiquetarme de manera alguna. A los 14 años dejé de dibujar porque mi realidad cambió y comencé a estudiar intensamente para entrar en la Escuela Vocacional de Ciencias Exactas Vladimír Ilich Lenin en La Habana. Años después de graduarme de Filología en La Habana y comenzando una nueva vida en México en el 2009, mientras estudiaba las culturas mesoamericanas e indígenas del continente, viví una renovación y comencé a dibujar otra vez. Pero no fue sino hasta después de terminar la maestría en Historia del Arte en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 2019, que vi la posibilidad de hacer arte como carrera y empecé a cultivarlo con sistematicidad. Dedicarse al arte conlleva presentarse socialmente como artista y esa parte pude hacerla a mi manera cuando las circunstancias lo pidieron, porque para mí no es una postura que asumir, sino una práctica de vida que siempre me ha acompañado.

Maestros he tenido muchos, el primero fue mi padre, quien además de pintor, era profesor de artes plásticas. Aunque nunca me dio una instrucción artística formal, solía comentar mis infantiles trabajos, los cuentos que escribía, y me hacía recomendaciones sobre cómo trabajar. Fue la primera persona que me animó a escribir mis sueños y, en general, me estimulaba a enfocarme más en el estudio que en el arte. Con los años comprendí que sabía lo difícil que podía ser la vida de un artista y quería que yo tuviera otros asideros.

Delonis Escalante: "Visión emplumada” (2022). Cortesía: Delonis Escalante Rodríguez.

Enseñanza

La práctica pedagógica es un campo muy amplio y yo he estado solo en sus márgenes, con una idea más bien intuitiva de cómo compartir herramientas de trabajo para proyectos culturales y desarrollo creativo. He probado de manera no ortodoxa el formato de clase y taller. Lo que he aprendido de estos procesos es que en la clase es recomendable pedir más de los alumnos, estimularlos a que no se queden en una posición pasiva. En cuanto a los talleres, creo importante la habilidad de incorporar a la sesión el bagaje que trae la gente, considerar sus experiencias como material de discusión e indagar en sus inquietudes, intentando encontrar respuestas.

La práctica artística es una base que me ayuda a llevar adelante los proyectos, a desarrollarme personalmente y a comprender cómo se produce el proceso creativo; así, puedo explicarlo después y llevarlo a ejercicios. En el último año, estuve trabajando de manera independiente en asesoramientos uno-a-uno para el desarrollo de la creatividad y el cultivo de los sueños, que forma parte de un proyecto mayor que he llamado Artexploración. En la sesión suelo presentar un modelo que combina prácticas para mantener la creatividad y la motivación en cada trabajo, combinado con un registro regular de sueños. Esto incluye detectar áreas de bloqueos creativos para lidiar con ellos. Aquí presento una herramienta importante, que llamo ‘la cosecha de sueños’, como forma de generar soluciones para obras de arte, proyectos y distintos aspectos de la vida. De manera general, este método tiene al arte y las letras como vehículos para el autoconocimiento, el desarrollo de ideas y el trabajo con la memoria. En ese sentido, estoy compartiendo algo que se deriva de mi práctica artística y la escritura de sueños que llevo haciendo de manera regular hace casi 20 años.

En sentido inverso, la práctica educativa, que pide incorporar un cuerpo de conocimiento grande, es una tarea que me hace regresar a la práctica artística con mejores ideas. La educación puede considerarse una forma de práctica artística porque implica destreza, habilidad y sutileza en la forma de compartir el conocimiento.

Aprendizaje

Cuando me hallaba en la licenciatura, nos visitó en La Habana el Odin Teatret de Dinamarca, fundado por el italiano Eugenio Barba. Este grupo de teatro desplegó una jornada teatral de una semana y me impactó especialmente por la originalidad de su puesta en escena y porque los actores escribían sus propias obras, lo que explicaba, en parte, la intensidad actoral. Pude asistir a una sesión sobre Itsi Bitsi, donde su protagonista explicó la creación de la obra, basada en sus experiencias durante los años sesenta y setenta, en pleno apogeo hippie. Fue muy interesante ver cómo una serie de vivencias puede llevarse a una estructura narrativa de teatro, con un mensaje que trasciende lo personal. Ahí comprendí la importancia de estar profundamente implicada en el proceso creativo.

Para mí han sido fuentes importantes el cine, la literatura universal, el arte de todos los tiempos y culturas, especialmente de los pueblos originarios americanos. Me interesa la crítica de arte en general y, en particular, el modelo analítico de la investigadora nativa americana Heather Ahtone, de origen choctaw-chickasaw. Me ha sido muy útil la antropología brasileña actual, con autores como Pedro Cesarino o Marcio Goldman. En los estudios sobre sueños he recorrido los obligados: Sigmund Freud, la psicología analítica de Carl Gustav Jung y los estudios religiosos de Lee Irwin, particularmente su análisis de experiencias de sueños recogidas por la etnografía en comunidades nativas americanas de las Grandes Llanuras. En todo esto he encontrado pautas de trabajo.

Odin Teatret: Performance de “Itsi Bitsi”. Fotografía: Poul Østergaard. Odin Teatre & CTLS Archives. Cortesía: Delonis Escalante Rodríguez.

Procesos

Inicios

Las ideas me surgen del contacto con mucho del acervo cultural global, aún más accesible gracias a Internet. También los momentos de calma dentro del constante ajetreo diario son una oportunidad para pensar en mis proyectos y encender la chispa de nuevas ideas. En un nivel más profundo, al llevar un registro de sueños puedo tener una fuente inagotable de ideas-semillas.

Cuestionamientos

La duda, cuando no es excesiva, va de la mano con el cuestionamiento, fundamental para evaluar obras y proyectos. Cada cosa que emprendemos creo debe ser reexaminada sobre la marcha, para ver los puntos no resueltos y trabajarlos. El error también hace su parte, no como pretexto para ser negligente, sino como oportunidad para aprender qué es lo que no funciona y dar un salto más allá. También considero necesario el equilibrio entre los procesos racionales e intuitivos. Es útil saber cuándo estamos siguiendo un razonamiento adecuado o estamos sometidos a ideas prefabricadas. La intuición, por su parte, es una capacidad en ocasiones escurridiza, que para algunas personas es natural, pero para otras, como yo, les cuesta trabajo escucharla. El arte me ha ayudado a entender eso. La intuición es lo que me dice si ya he terminado una ilustración o debo trabajarla más.

Tanto en el trabajo artístico solitario como en las dinámicas relacionales, la contingencia juega un papel importante también, pues da forma al resultado y lo encamina en ciertas direcciones. Comprender esos hilos sutiles y aceptarlos sin eludir la responsabilidad, es parte de la fluidez necesaria para conducir estos procesos, sabiendo que no todo está bajo control. Mis procesos de creación y trabajo han cambiado justamente en este sentido, hacia la flexibilidad, en una constante negociación entre la pasión y el análisis.

Delonis Escalante: “Poder de crecimiento” (2012-2020). Idea surgida en un sueño. Cortesía: Delonis Escalante Rodríguez.

Estrategias

Una dinámica de expansión y luego de selección es lo que mejor me funciona. Para empezar una obra o trabajo me abro a muchas ideas y referencias. Investigo y luego voy filtrando todo eso hasta dar con una solución que pienso pueda funcionar. Ahí entonces comienza la aventura y la artesanía de llevar a cabo el proyecto. Esa es la prueba de fuego que requiere tiempo, constancia y esfuerzo.

Procedimientos

Hacer trabajos de mesa, a solas o en grupo, es un punto de partida básico. La lluvia de ideas siempre es una técnica que permite romper el hielo y juntar las posibilidades. A fin de mantener despierto el fuego creativo, uso estrategias directas e indirectas. Este método consiste en experimentar con ejercicios para fomentar la creatividad que ya existe; inventar mi propia gimnasia creativa y al mismo tiempo, afianzar una base en la cotidianidad que mantenga los motores de la creación en movimiento. Procuro escribir los sueños y hacer meditación para empezar el día. Voy combinando el tiempo de leer, investigar o trabajar en una tarea específica con el tiempo de hacer arte. Mantener la regularidad en todo esto es difícil, muchas veces se presenta la cotidianidad con su propia agenda y hay que hacer lo que toca, no lo que tenía en mente. Pero lidiar con eso también es fluir.

Diálogos

Mis amigos y amigas más cercanos son también investigadores y gente interesada en la cultura. Con ellos mantengo conversaciones que me estimulan y hacen pensar en mi trabajo. Siempre andamos debatiendo sobre los proyectos de unos y otros, y en ocasiones nos ayudamos con lecturas críticas. También tengo a mi familia, quienes se entusiasman con mis trabajos visuales o mis asesoramientos de sueños y creatividad. Siempre me dan su opinión sobre estos temas, me hacen muchas recomendaciones sobre la parte promocional y de marketing, cosas que a mí suelen escapárseme.

Proyectos

En proceso

Recién terminé un proyecto de candidatura a doctorado para retomar los estudios de Historia del Arte en la UNAM. Este trabajo consiste en un análisis de la obra de cuatro artistas nativos americanos contemporáneos que radican en Chicago. Mi idea es mostrar que ‘tradición’ e ‘innovación’ no son opuestas, sino que conviven en el arte visual de estos creadores, desde una estética indígena que tiene sus propios presupuestos.

Paralelamente, estoy trabajando con mi hermano, Davier Escalante Rodríguez, en el desarrollo de imágenes para una colección de cuentos que acabo de terminar, titulada Cinco travesías imprevistas por caminos de mundos alternos. Él está ilustrando y diseñando el libro. Al mismo tiempo, estoy llevando a imagen ideas que han salido de sueños y que he querido trabajar desde hace tiempo, como es el caso de Aparición. También estoy desarrollando una nueva serie de obras en técnica mixta (collage, acrílico y tinta) que me permite tener más fluidez y explorar temas como el conocimiento, el cuerpo y el ritual.

En perspectiva

Entre 2011 y 2012 trabajé con un grupo de amigos en la aplicación de una serie de talleres en Cuba, para artistas y personas involucradas en proyectos culturales. En el último taller que llevamos a cabo, diseñamos una semana de trabajo para artistas de la música y el performance. El aprendizaje más potente en ese caso fue que estos artistas nos pedían ayuda con problemas externos específicos, pero en la dinámica afloraron sus problemas internos y tuvimos que abordarlos. Esto no fue precisamente agradable, pero terminó marcando la dirección del taller y dejó complacidos a los asistentes.

Otro ejemplo de aprender sobre la marcha lo tuve en 2016, cuando trabajé en la exposición El Viaje de los Objetos: Exposición Internacional de Artesanías Populares 1968. Mi trabajo curatorial en el espacio que desplegaba objetos de santería cubana y otros provenientes de África, de uso ritual o valor histórico, me llevó una investigación de tres meses que luego se combinó con un proceso creativo. El objetivo era exhibir las piezas de manera no convencional y esto me condujo al uso de dioramas. La experiencia me enseñó a no poner límites a la forma de solucionar el trabajo, para luego ajustarme a la realidad.

Otras reflexiones

He conversado con muchas personas del arte o la academia y, pese a que la irrupción del covid alteró numerosas dinámicas culturales e institucionales, en muchos casos a favor de una apertura, sigue siendo un gran desafío llevar adelante iniciativas de tipo cultural. Pienso que para quienes andamos en esos rumbos puede ser una herramienta importante la versatilidad y mantenernos en constante cambio, buscando nuevos caminos. Creo fundamental reconocer y seguir los logros de quienes nos precedieron en cada disciplina y construir vías autónomas para la creación.