Your registration could not be saved. Please try again.

Sheroanawe Hakihiiwe

Nuestras historias nos hablan de donde venimos

18.03.2022

con Luis Romero

Situada entre fronteras cosmológicas y geográficas, la cultura Yanomami venezolana desarrolla su cotidianidad en medio de desafíos físicos y de idiosincrasia, que ponen en cuestionamiento la validez de las creencias indígenas, sus costumbres y su forma de vida. Desde este territorio amazónico, el artista Sheroanawe Hakihiiwe (Alto Orinoco, Venezuela, 1971) brinda un testimonio de su historia colectiva a través de sus dibujos, que llegan hasta nosotros por medio de un vínculo extraordinario: su profunda amistad con el artista visual y gestor cultural Luis Romero (Caracas, Venezuela, 1967).

En esta conversación para La Escuela___, Luis Romero comparte algunas reflexiones y anécdotas de su relación de más de veinte años con Sheroanawe, entrelazadas con testimonios de su gran amigo artista. Así, a partir de la premisa del término wëai: (enseñar a través del ejemplo), LA ESCUELA___ conversa con Sheroanawe Hakihiiwe sobre los conocimientos ancestrales de la cultura Yanomami y sus formas particulares de ser transmitido.

Sheroanawe Hakihiiwe en su taller. Fotografía: Beatriz Fernanda González. Cortesía: Abra Caracas.

Sheroanawe Hakihiiwe nació en el año de 1971 en el pequeño poblado de Sheroana, cerca de las nacientes del río Orinoco en plena selva amazónica. Es un artista indígena residenciado actualmente en Mahekoto-Teri (Platanal), comunidad Yanomami del Amazonas venezolano.

Previo al inicio de su trabajo como artista, Sheroanawe adquirió importantes conocimientos que le permiten sobrevivir y llevar una vida como la de cualquier otro indígena Yanomami: cazar, elaborar arcos y flechas, pescar, reconocer los diferentes tipos de animales y plantas que les son útiles, historias y cuentos propios de la tradición oral, entre otras actividades propias de su cultura y su entorno. En esos años, crece junto a otros niños de la comunidad, participa de fiestas y ritos de iniciación propios de su pueblo.

Luis Romero: Sobre el término Yanomami wã të (retener, aprender): ¿Cómo son los procesos-rituales de aprendizaje? ¿Cómo se transmiten los conocimientos en la cultura Yanomami?

Sheroanawe Hakihiiwe: Nosotros aprendemos escuchando y viendo a nuestros mayores, desde pequeños nos interesamos en muchas cosas, los acompañamos a cazar, sembrar, hacer cestas o pescar. Nos sentamos y oímos las historias de los chamanes, así como también cuando alguien viaja, sale de cacería o hace alguna visita a otro shapono1, nos reunimos para escucharlo a su regreso. Para nosotros la experiencia propia y la del otro es importante.

Shapono en Amazonas, Venezuela. Foto: Cortesía Bill Gentile / American University.

Años después, Sheroanawe entra al sistema de educación de la Escuela Multicultural Bilingüe de Platanal, bajo la dirección por aquel entonces por el padre Saleciano José Bortolli. Allí aprende a leer y escribir en castellano. Para el año 1990, conoce a la artista mexicana Laura Anderson Barbata, en un viaje que ésta emprende al Alto Orinoco y donde ella inicia un proyecto de formación artesanal para la elaboración de papel en la comunidad de Platanal.

¿Qué valores rescatas de esta experiencia pedagógica, y cuáles trascienden a tu práctica artística?

Para mí fue bueno porque pude aprender a hacer papel y me inicié en otros caminos de la pintura diferentes a los que nosotros los Yanomami conocemos, que son los de la cestas y el cuerpo. También pudimos trabajar en compañía de otros miembros de mi comunidad en un proyecto al que no estábamos acostumbrados. Aprendiendo cada día cosas nuevas. Hicimos por primera vez un libro, Shapono (2000), que cuenta cómo nos enseñaron a hacer la casa.

Durante el inicio de la década de los noventa, Sheroanawe aprende la elaboración de papel artesanal de fibras naturales convirtiéndose en un maestro papelero; investigando las fibras de plantas de las zonas útiles para la elaboración de papel junto a Anderson. Ambos fundaron el proyecto Yanomami Owë Mamotima (El arte Yanomami de hacer papel), cerca de 1996. En sus inicios, un nutrido grupo de miembros de la comunidad se abocaron a producir de manera artesanal libros, libretas y tarjetas para uso interno y su comercialización. El grupo Yanomami Owë Mamotima emprende entonces la tarea de recopilar la historia de los gemelos míticos Omawe y Yoawe2 narrada por el chamán Makowe, quienes a través de sus experiencias, enseñan al pueblo Yanomami el arte de la construcción de la casa comunitaria, el Shapono.

Sheroanawe Hakihiiwe junto a Laura Anderson Barbata (1997) Cortesía: Laura Anderson Barbata.

¿Existe dentro del shapono un espacio específico para el aprendizaje y la educación? ¿Cómo se desarrollan las dinámicas sociales en este espacio?

No existe un espacio especialmente dedicado para eso, nosotros nos reunimos sentados en el piso en cualquier parte, en frente a la casa de un chamán, o en la noche acostados en nuestros chinchorros, conversamos para escucharnos los unos a los otros en la oscuridad y el silencio de la noche.

Amazonas, Venezuela. Fotografía: Barbara Brändli. Cortesía: Colección C&FE.

Para el año 2004, Laura Anderson y Sheroanawe son invitados a participar del programa de residencias de la Fundación La Llama en Caracas, allí durante dos meses, transcriben los apuntes y notas que recopilaron por casi una década en Alto Orinoco, basando su investigación en datos de campo y en documentos y libros de la colección de la Biblioteca del Jardín Botánico de Caracas.

Sheroanawe regresa al Alto Orinoco, donde se sienta en largas jornadas a realizar una tarea auto impuesta: recopilar de su madre el amplio inventario de símbolos y dibujos, que tradicionalmente emplean las mujeres en las cestas y la comunidad en general en la pintura corporal. Trabajo que tiene como norte la difícil tarea de rescatar parte de la memoria oral de su pueblo, gráfica, cosmogónica y tradicional. A partir de esta experiencia, Hakihiiwe comienza a desarrollar su propio lenguaje caracterizado por un dibujo de lenguaje sintético y mínimo.

Todo su trabajo versa en torno a la intensa relación que tiene con la selva que habita. Estos vínculos de su trabajo son vasos comunicantes que se desarrollan dentro del ámbito de lo personal y lo colectivo, siendo su obra una revisión contemporánea de la cosmogonía, el imaginario natural y el entorno social y cultural Yanomami.

“Los dibujos de Sheroanawe no son representaciones simbólicas, ni metáforas, son mapas de una compleja cosmovisión ancestral: nos presentan, a manera de reto intelectual y espiritual, una invitación”.

Laura Anderson Barbata.
Pizarrón con dibujos hechos por niños de Kanarakuni, Región del Alto Caura, Estado Bolívar, Venezuela (1964). Fotografía: Barbara Brändli. Cortesía: Colección C&FE.

Este vínculo con el entorno habitado, ¿cómo se desarrolla? ¿Qué podemos aprender de su forma de relacionarse con la naturaleza?

Nosotros respetamos a la selva (Urihi); no tomamos más de lo que necesitamos, cada cosa tiene un uso y un porqué. En nuestras historias nos hablan de dónde venimos, de cómo Omawe y Yoawe nos enseñaron a construir nuestro shapono, cómo descubrieron el agua para nosotros o cómo se separó el día de la noche. Todo eso fue hace mucho tiempo, pero es verdad, todo lo que tenemos está en la selva, si no lo cuidamos no vamos a tener nada.

El arte de Sheroanawe es un gran archivo vivo de una memoria conservada y promovida por su inquietud artística, estética y racional, donde sus dibujos y pinturas están planteados como un vínculo que une lo ancestral con lo contemporáneo; ellos habitan entre dos o más universos y viajan entre varios tiempos simultáneamente.

Desde un contundente silencio, su obra nos invita a reflexionar sobre la desigualdad presente en la hegemonía cultural: Siempre pienso en el gran desafío que significa para Sheroanawe tener que hablar y traducir desde su idioma una serie de conceptos e ideas del castellano, que no son afines y que no tienen paragón en su lengua.

Muchos eventos son planificados desde una lógica que le es ajena, y para él es un aprendizaje o reto; recuerdo cuando le dije la primera vez que íbamos a hacer una exposición con sus dibujos en el año 2010; no lo entendía, porque ese concepto no le era familiar. Cuando vio los dibujos todos instalados en la galería, colgados en la pared me dijo: “¡ah, esto es una exposición! Se va llamar entonces: Oni tepe komi” [Todos los dibujos están aquí juntos].

Sheroanawe Hakihiiwe junto a Luis Romero (2018). Cortesía: Luis Romero.