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Educación comunitaria: hacia una epistemología comunal

03.10.2023

por Carlos Alberto Vargas Hermenegildo

Desde el llamado ‘despertar indígena’, las personas de las comunidades han establecido nuevas rutas de defensa, producción y reproducción de la vida comunal comunitaria. Con ello surgen los intentos por hacer nuevos caminos científicos y generar lo que podría llamarse una epistemología comunal.

La educación en el estado de Oaxaca siempre ha sido un tema que ha dado lugar a discusiones y movilizaciones profundas. Su contenido es complejo de abordar por las capas que la estructuran y definen; como la diversidad cultural, social, política y espiritual de las quince culturas originarias que han habitado la entidad desde antes de la instauración del Estado-nación. Un componente estructural que puede contener esta complejidad es la organización del territorio a través de lo comunal. Cuando nos referimos a esta forma de organización social, damos cuenta de una racionalidad distinta a la lógica liberal del Estado-nación.

En ese sentido, la lucha de las comunidades originarias ha estado enfocada en subvertir el orden establecido para desarrollar e impulsar sus propias formas de producir y reproducir la vida. En el plano de la educación este tema ha tenido hitos importantes. En 1995, la Ley estatal de educación de Oaxaca1, en su artículo número 6, referente a los principios que regirían la educación en la entidad, estableció que respetarían los elementos que conforman la comunalidad2. Aunque este cambio no se mantuvo en las reformas siguientes, desde el plano de la educación superior han surgido proyectos que impulsan una educación comunal comunitaria3.

La educación comunitaria comunal

La educación tiene como componente esencial ser un transmisor de conocimiento de una generación a otra. Durkheim4 nos enseña que es a través de esta como se producen y reproducen distintos estados, estos pueden ser físicos, intelectuales y morales. Con este proceso es como la sociedad logra asegurar aquellos elementos que considera necesarios para su autoconstitución. Como tal, la educación tiene un doble carácter constitutivo: uno positivo que conlleva la transmisión de conocimientos, de los más benéficos, para la sociedad, y otro negativo, ya que de la misma forma se pueden reproducir elementos que no son lo más idóneos para el bienestar de la sociedad. Con la primera, la transmisión de conocimiento puede asegurar y perfeccionar prácticas que ayudan a mejorar las condiciones de vida sociales. Con la segunda, cuando este dispositivo está al servicio de grupos de poder, no busca beneficios para la sociedad en general, sino que atiende a intereses personales o corporativos.

Ritual de graduación universitaria en cerro sagrado de estudiantes de ISIA. Cortesía: Carlos Alberto Vargas.

Así pues, la educación es un campo en disputa5, un espacio donde distintos intereses y poderes intentan establecer los parámetros normativos del tiempo en que viven. Esto no quiere decir que se establezcan los parámetros únicos de los más poderosos, sino que siempre pervive una constante tensión en torno a aquellas formas de emancipación social que se abren paso. O, dicho de otra manera, siempre hay un componente de esperanza en la transmisión de conocimiento de una generación a otra. Como diría Freire6, la educación siempre lleva un toque de esperanza para la renovación social. En el caso de las comunidades originarias, está colocada en la lucha por la construcción de una sociedad plural, donde exista la posibilidad de desarrollar e impulsar el conocimiento comunal.

Con la instauración del Estado-nación mexicano, la educación quedó relegada a una pedagogía que intentó homogeneizar la sociedad. Este proceso ocasionó la desaparición de una gran cantidad de idiomas originarios, prácticas y estructuras de organización. De esta manera, se generó un proceso de apropiación y despojo del territorio, que desencadenó en un racismo y clasismo para las comunidades originarias, quienes se vieron como objetos sin valor frente a la comunidad imaginada7 del Estado-nación mexicano. Como si no fuera suficiente, la educación homogeneizadora que imparte el Estado entró en una crisis que se extiende hasta el día de hoy. La formación en las aulas se aleja del principio generador de pensamiento crítico. Lo que existe es una forma de educación instrumental sintomática del sistema económico en el que vivimos. El conocimiento queda capturado por las lógicas económicas y es valorada desde su capacidad de producir más valor económico.

Pero la dominación para las comunidades originarias nunca fue total. La memoria oral y la educación basada en una lógica asamblearia han sido pilares fundamentales para sobrellevar y fraguar la dominación del Estado y el capital. A través de la metáfora de la espiral comunal8 se puede explicar la permanencia a través del tiempo de las estructuras comunitarias. Permanecer cambiando sería la lógica filosófica-práctica que llevaron a cabo para incorporar lo nuevo al tiempo que mantenían las estructuras comunales. Un proceso de comunalización de la vida que rindió frutos cuando las nuevas generaciones hicieron frente a la dominación. Desde el llamado ‘despertar indígena’9, las personas de las comunidades han establecido nuevas rutas de defensa, producción y reproducción de la vida comunal comunitaria. Con ello surgen los intentos por hacer nuevos caminos científicos y generar lo que podría llamarse una epistemología comunal.

Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA)

El ISIA es una universidad ubicada en Jaltepec de Candayoc, comunidad perteneciente a la cultura de los ayuuk jaay. El proyecto inicia en el 2006 para establecer un centro de estudios que pudiera atender las necesidades de las comunidades de la región. El planteamiento pedagógico de la universidad se basa en los principios de integralidad, solidaridad y comunalidad para conformar el “wejën kajen maa naax kajp” (saber y conocer para la comunidad). Así recuperan en su proceso formativo una dimensión humanística de la educación.

En el día a día, la universidad establece dos prácticas que reivindican de la educación comunitaria: el tequio y la asamblea. La primera, es una forma de trabajo colectivo que permite intervenir los espacios colectivos para su cuidado, mantenimiento, producción y transformación. Todos y todas trabajan porque a todos y todas beneficia, es decir, hay una ética de trabajo que proporciona una autonomía y autodeterminación sobre el espacio universitario.

La segunda, forma parte de una larga tradición política en las comunidades, una política comunal que tiene por objeto organizar a la comunidad y construir poder colectivo. Este componente asambleario en la universidad permite mantener una comunicación directa entre estudiantes y autoridades delegadas para informar acuerdos, recopilar sentires y pensares, solucionar problemáticas y para compartir la palabra.

Esta estructura forma parte de la base formativa que permite desarrollar una vinculación con las comunidades. A través de la formación desde tres ejes prioritarios —educación intercultural, desarrollo sustentable y comunicación para el desarrollo social— se generan proyectos interdisciplinares y se prioriza el pensar desde las problemáticas de las comunidades para abonar al camino de la comprensión e imaginar las posibles soluciones. De esta manera se busca, a través de los y las estudiantes provenientes de comunidades y pueblos originarios, que las comunidades puedan hacerse cargo de su propio desarrollo, fortaleciendo con ello sus procesos de autonomía.

Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca (UACO)

La UACO inició sus operaciones en el año 2021. Está conformada por una red descentralizada de 16 centros universitarios y 18 unidades de aprendizaje. Este proyecto está impulsado por los esfuerzos de las comunidades que deciden establecerla y a través de un convenio con el gobierno del estado. A pesar de lo paradójico que resulta el realizar una universidad comunal en un contexto estatal neoliberal, la universidad mantiene una postura crítica en su relación con el Estado. Así pues, esta relación no parte de un sometimiento, sino que exige una negociación10. Cada uno de estos espacios goza de total autonomía, pero operan bajo una misma lógica de construcción de conocimiento, a saber: la comunalidad. Las necesidades de educación que intenta cubrir contemplan las necesidades socioterritoriales de cada comunidad o región en la que están alojadas. Esto va desde la lingüística hasta la salud. Al inicio, el planteamiento educativo estuvo albergado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) e impartía únicamente la maestría en educación comunal; el día de hoy oferta distintas licenciaturas, ingenierías y posgrados.

La educación comunal que imparte la UACO se funda en la acción y en la experiencia acumulada de tal acción11. Este tipo de educación trata de replicar la forma orgánica comunitaria de construir conocimiento a través de la comunalidad. Dicho concepto reúne aquellos pilares que son fundamentales en las comunidades para defender, producir y reproducir la vida comunal. En palabras de Jaime12, son el territorio, la gente que lo habita, el trabajo y la fiesta. Estructurar estos elementos en un proceso cíclico de educación, tal como se da en las comunidades, genera una epistemología comunal. Es así como cada uno de los centros y unidades de aprendizaje impulsan el desarrollo de un conocimiento propio. De esta manera, parafraseando a Jaime Luna, la educación que se imparte en la UACO debe ser vista como un proceso en el cual las comunidades lograrán hacerse cargo de sus propias condiciones de existencia para fortalecer su autonomía.

Centro de Estudios Universitarios Xhidza

El CEU-XHIDZA es una universidad anclada en la sierra zapoteca que busca brindar una educación regional. Su aparición formal se realizó en el 2018, de manera provisional en la comunidad de Santa María Yaviche. La universidad busca generar conocimiento desde el posicionamiento y sistematización de la vida comunitaria. Con ello establecen dos enfoques fundamentales: la producción de conocimiento en zapoteco y la revitalización de la lengua a través de cinco ejes: tecnologías de la información y comunicación, derecho y armonización del derecho, agroecología, salud comunitaria y lengua.

De esta manera se produce un modelo de enseñanza que toma como principio el entender a la comunidad como un espacio de relaciones abierto. En consecuencia, han desarrollado lo que nombran como currícula educativa rizomática. Es decir, es un planteamiento educativo intercomunitario, descentralizado y con una lógica de reproductibilidad del conocimiento generado.

La educación se entiende como un espacio abierto, conectada con la realidad de las comunidades y vinculada con los sistemas de pensamiento existentes. Se genera una sistematización de experiencias comunitarias que se convierten en conocimiento teórico de acceso abierto. El diseño y la creación del CEU-XHIDZA es resultado de la lucha histórica que han tenido las comunidades zapotecas de la sierra norte oaxaqueña. Se ha comprendido que un componente importante de la autonomía es la educación comunitaria13.

Conclusiones

La educación comunal comunitaria en Oaxaca puede ser vista a contrapelo y de manera dialéctica. Las estructuras comunales que sostienen la entidad están ubicadas en más del 70 por ciento del territorio. Esto es determinante para diseñar y proponer un tipo de de educación que sea pertinente a esa dimensión comunal de existencia. No solo se propone un tipo de educación distinta y pertinente para las comunidades. Se trata de superar la visión del conocimiento como una mercancía y de la educación bancaria, para tomar la experiencia de lucha de las comunidades e imaginar una pedagogía crítica emancipadora. Misma que contempla espacios aprendizaje donde no hay omisión del afuera, donde la comunidad se hace espacio educativo y el espacio educativo comunidad.

El camino que va tejiendo la educación comunal comunitaria da paso para una verdadera epistemología comunal, la creación de un conocimiento propio.