No nos hemos enunciado como un proyecto pedagógico, pero en retrospectiva, nos damos cuenta de que hay algo de ello implícito en nohacernada. Cuando invitamos a artistas a colaborar en algún proyecto, el proceso y la manera de relacionarnos es distinto a la que pudiera existir en una relación artista / curador, pues allí los papeles que cumple cada parte pueden estar ya muy delimitados. Al ser una relación artista / artista, tenemos otra forma de aproximarnos a los procesos e intereses de las personas que invitamos a colaborar. Surgen cuestionamientos, sugerencias, comentarios, referencias, todo esto de ambos lados de la conversación. De esta manera, estamos en una constante retroalimentación.
Este diálogo y aprendizaje no solo sucede entre nohacernada / colaboradorxs, sino también colaboradorx /colaboradorx, pues poner a todas estas personas, que quizás antes no se conocían, a mostrar su trabajo juntxs, o a pensar en algo en común, genera diálogos interesantes de los que todxs podemos formar parte.
Por otro lado, uno de los intereses principales de nohacernada ha sido pensar y buscar dispositivos de exhibición fuera de la norma. No tenemos un espacio físico fijo, no tenemos una zona de confort, por lo que cada colaboración implica trabajar con un espacio distinto, con distintas características, lo que es también un constante aprendizaje de improvisación, resolver problemas, trabajar con las posibilidades y restricciones que ofrece el entorno.