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Albor Arquitectos

El acierto es el resultado de la experiencia anterior

03.07.2023

por Albor Arquitectos

Fundado en 2011 en Cienfuegos, Cuba, el estudio de arquitectura Albor es el resultado de la asociación de Carlos Manuel González Baute, Alain Rodríguez Sosa, Camilo José Cabrera y Merlyn González García, un grupo de jóvenes arquitectos que comparten intereses por la actividad profesional y creativa, asumiéndola con especial atención hacia lo procesual y lo investigativo. Desde nuevas localidades diaspóricas, reflexionan sobre el desarrollo de sus prácticas, investigaciones y aprendizajes en el particular contexto cubano.

Educación

Formación

Albor tiene su antecedente en el año 2007, cuando Carlos Manuel González Baute y Alain Rodríguez Sosa egresaron de la Facultad de Arquitectura de Las Villas y buscaron trasladar la dinámica de trabajo de la etapa estudiantil a la práctica profesional, movidos por un fuerte carácter aspiracional y vocacional. El contexto de déficit —material, normativo, procesual, constructivo, etc.— ante el que se hallaron, condicionó su forma de comenzar a hacer arquitectura. El objetivo inicial fue crear un referente a través de proyectos realizados para familiares y amigos, con la intención de recibir encargos reales, en la medida que iban creando un “estudio de arquitectura independiente”; algo prácticamente inexistente en la isla.

La identificación del sector de construcción más significativo durante décadas en el país y la construcción por esfuerzo propio de pequeña escala, marcarían la dirección de trabajo de los siguientes años. Asimismo, inició un proceso investigativo acerca de la significativa transformación del hábitat urbano compacto en la ciudad de Cienfuegos, con la tutoría del MsC. Arq. Raúl Manuel Pla León y la Dr.Cs. Arq. Dania González Couret.

Albor Arquitectos: Casa Soporte - Exterior (Relación con su contexto), 2018. Cortesía: Albor Arquitectos.

Durante esta investigación, surgieron los primeros encargos que nos acercaron a los procesos constructivos locales. La identificación de las variables que atañen a la arquitectura, el reconocimiento del trabajo multidisciplinar con el principal objetivo de conseguir una arquitectura “esencial”, marcaría la dirección de la práctica por venir.

En 2015 y 2016, respectivamente, se unen a Albor Camilo José Cabrera Pérez y Merlyn González García, egresados de la misma Facultad, motivados por la manera en que se había conformado esta alternativa de trabajo y pensamiento desde la relación entre lo intuitivo y lo profesional. Desde entonces, el núcleo formado por este dúo de generaciones ha marcado la búsqueda de una práctica para el discernimiento de una esencialidad de lo real, de lo conductivo, y la capacidad del entorno para influir y modificar la actividad de creación.

Albor Arquitectos: Casa Torre - Exterior (mirador), 2021. Cortesía: Albor Arquitectos.

Enseñanza

Partiendo de esta idea de lo ingenuo-aspiracional, de la autoformación de cánones y estructuras de trabajo, es interesante para nosotros comentar la asunción de la práctica con un fuerte componente pedagógico. En Albor, los roles de aprendizaje son móviles, un poco diferente a la sensación de jerarquía y normativas usuales en el ámbito de la arquitectura y la construcción. La circunstancia de intentar emprender una práctica fuera de las estructuras, digamos, estatales, también ponía en crisis estos sistemas de profesionalización para llevarlos a terrenos más propios de la intuición, y en el caso propiamente práctico, al fenómeno de la ‘construcción por esfuerzo’ propio —un tipo de autoconstrucción que se maneja en Cuba para las obras de pequeña escala y bajo presupuesto—. De esta manera, muchas veces los roles profesionales se intercambiaban, siendo el arquitecto aprendiz del obrero o del profesional del diseño, moviéndose por la intuición o influencias familiares, o que trascendían los límites de la profesión.

En otras ocasiones, desde la profesión, intentamos promover o enseñar maneras de construir rescatadas de la tradición o reinterpretadas del pasado, colocándolas en la complejidad de la sociedad cubana actual, con énfasis en sus expresiones materiales. Dentro del equipo es también habitual la investigación junto a fuentes académicas necesarias para la reafirmación teórica o la elaboración de nuevos planteamientos frente a un aparente lienzo en blanco estructural. De esta manera, podíamos transitar caminos transversales desde la academia hasta la expresión popular del conocimiento y viceversa. Nos satisface mucho la idea de que este tipo de transversalidad pueda contribuir en la enseñanza que se realiza desde la Facultad, así como que las investigaciones académicas puedan usar nuestra práctica como puente para experimentar o contrastar sus planteamientos.

Aprendizaje

Estamos atentos a aquellas problemáticas y fenómenos de la realidad que tienen la capacidad de traducirse en arquitecturas. A través de nuestra práctica, reflexionamos y proponemos sobre ellas.

En este sentido, se constituyen en referentes aquellos resultados esenciales que demuestran capacidades para sobreponerse a tendencias o circunstancias inestables; o que pueden mantenerse latentes en situaciones difíciles para la conservación del gesto; o el conocimiento que pueda ser reutilizado en otras expresiones.

Hacemos un trabajo de recopilación que hemos utilizado en el estudio de la escala urbana, que es una posición desde la que recurrentemente nos situamos para proyectar. De esta manera, hemos realizado investigaciones relacionadas con la vivienda social y sus problemáticas, así como el análisis y características del espacio público en las condiciones específicas de las ciudades donde hemos trabajado.

Procesos

Inicios

Las circunstancias de apertura económica que sucedieron en Cuba a partir de 2010 nos ubicaron dentro de una generación que, por primera vez en 50 años, pudo acceder a encargos pequeños privados. Dentro de este contexto, en Albor, el ejercicio profesional ha estado siempre ligado a la investigación, esencialmente a la transformación del hábitat urbano compacto y, específicamente, a la vivienda unifamiliar como principal elemento configurador de la ciudad de Cienfuegos.

Organizar nuestra práctica en un escenario aislado del epicentro del incipiente grupo de arquitectos independientes cubanos, que por esa época había ido surgiendo en La Habana, nos determinó a agruparnos bajo intereses comunes que no tuvieron que ver con beneficios económicos. La mayoría de los proyectos que desarrollamos desde entonces fueron la transformación de nuestros propios espacios habitables, donde se aplicaron la mayoría de los resultados de las investigaciones desarrolladas durante años. El cuidado de los procesos constructivos y la difusión de estas experiencias acercaron a clientes-amigos, con quienes se replicaban estos procesos y se incorporaban nuevos elementos.

Cuestionamientos

Haber constituido Albor como un espacio de crecimiento profesional más que como un escenario de beneficio económico, un espacio para compartir las preocupaciones e inquietudes de un grupo de profesionales, nos lleva a pasar por todas las variantes posibles, donde la contención y, sobre todo, el ejercicio crítico en busca de lo esencial del proyecto resulta lo más importante.

Probablemente, el mayor aprendizaje durante este tiempo ha sido reconocer precisamente el valor del proceso. Hemos entendido que nuestro trabajo está ligado a la puesta en valor de todo el proceso de la obra, con una implicación cada vez mayor en cada parte de este, entendiendo que en Cuba, debido a sus características contextuales, nada se puede dar por sentado.

Estrategias

Nuestra dinámica de trabajo se basa en diluir las jerarquías, a la vez que cada miembro es protagonista de cualquier proceso creativo donde, de manera independiente, cada quien realiza su mayor aporte desde su mayor fortaleza o inquietud. Este tipo de resortes conforman una dinámica basada en la multiplicidad de lecturas del problema y el replanteo continuo de las posibles respuestas.

Procedimientos

En nuestros proyectos, el estudio previo de todas las condicionantes que lo circundan es fundamental. Hemos desarrollado nuestra labor con limitantes de todo tipo, y muchas veces hemos tenido que reinventar desde nuestro proceso creativo hasta la manera en cómo y con qué se construye. Ante la pregunta que trae cada proyecto y esa reformulación constante de puntos de partida que tienen que ver con el contexto, las herramientas fundamentales giran en torno a la investigación, la definición de los puntos de partida y su puesta en crisis. En este proceso de ubicación y reformulación surgen los resortes que van llevando adelante los proyectos, que, muchas veces, presentaban un escenario con todo por hacer o definir.

Diálogos

Ante esta suerte de terreno por habitar, generalmente se producía una irradiación del proyecto fuera del ámbito del “estudio”. De esta manera, en el desarrollo de los problemas del proyecto, iban participando muchas más personas, incluso fuera del ámbito estricto de la construcción de la obra, como los círculos familiares, amigos y conocidos, profesionales de otras áreas que iban entrando y participando del proceso de creación en un ambiente de intercambio que resultaba muy satisfactorio para el proceso del proyecto. Las relaciones que se establecían estaban muy permeadas por el carácter abierto de la práctica y su particular condición económica y de legitimación.

La condición de trabajo paralelo o alternativo, generalmente, terminaba difuminando los límites laborales convencionales, al estar los procesos descolocados de sus ubicaciones tradicionales —estudio— y desarrollarse de manera prácticamente nómada, con el estudio al hombro, en itinerarios que iban alternando el hogar, la propia obra, el espacio público, la casa de otros familiares, etc.

Obras y proyectos

En proceso

La propia circunstancia que ha conducido la obra que hemos desarrollado en los últimos años —esa suerte de obra llevada en relación con el contexto— y la condición de paralelismo laboral que la ha caracterizado, determinan una práctica arraigada a la realidad, imposible de abstraerse de su contexto.

Actualmente, los miembros de Albor han emigrado fuera de Cuba y esto ha conducido a poner en pausa la labor creativa conjunta por un tiempo indefinido. Por suerte, continuamos relacionados desde distintas latitudes como parte del mismo fluir que ha caracterizado la dinámica del grupo.

En perspectiva

Podríamos decir que hemos aprendido de todo. Nos hemos involucrado tanto en cada obra que sería muy difícil discernir entre ellas. Haber disfrutado tanto de los procesos nos ha hecho más conscientes acerca de las preguntas y sus soluciones.

Gran parte de la experiencia en arquitectura es acumulativa, y nos gustaría pensar que cada obra o proyecto, a partir de sus conclusiones positivas y negativas, nos ha guiado a hacer el siguiente con mayor cantidad de respuestas, donde el acierto es, en muchas ocasiones, resultado de la experiencia anterior.

Albor Arquitectos: Casa torre - colocación de ventanas, 2019. Cortesía: Albor Arquitectos.

Contextos

Nos gustaría pensar que nuestra obra es resultado de una condición de trabajo contextual, de relación artesanía-profesionalidad, la construcción desde el sitio en el día a día y la interpretación de la cercanía al proceso material y social de la arquitectura. El ajuste espacial y la comprensión del lugar, más allá del proyecto inicial, y la reformulación desde posturas “profesionales” de lo autogenerado, a partir de la relación con escenarios y sitios ampliamente meditados que exploran, de una manera quizás hasta ingenua, nociones centrales de la arquitectura. Esta noción de lectura a veces se refiere a un contexto especifico de la obra, pero también puede ser entendida como una herramienta para analizar contextos mucho mayores, de realidades que trascienden lo físico para volcarse de la misma manera en otras categorías o fenómenos; es decir, la lectura del contexto entendida como lectura de procesos más inconmensurables o multidimensionales.

En relación a la noción de lo público en nuestro trabajo, y en sus procesos, creemos que esta ha estado determinada por su propia condición de indefinición. Ante la ausencia de tantos elementos delimitadores, el carácter del trabajo cobra una dimensión que podemos entender como pública: las relaciones sociales que van trenzando los proyectos, determinadas por estas características, hacen que esta orientación hacia lo público sea entendida más allá de la obra en su definición arquitectónica más convencional y sea tratada hacia lo público en el proceso mismo del proyecto y su desarrollo. Quizás sea interesante mencionar que, para nosotros, dentro de esta idea, tiene particular importancia la familia o lo familiar.

Albor Arquitectos: Casa torre - estucado, 2019. Cortesía: Albor Arquitectos.

La transversalidad que es capaz de generar en los procesos creativos esta noción de lo familiar, sea en las relaciones interpersonales o en cómo estos se desarrollan sobre el territorio, han tenido las conclusiones más valiosas en el trabajo desarrollado y en los objetos y arquitecturas generadas en dichos procesos. Son elementos físicos portadores de estos conocimientos y experiencias cuyo mayor valor está, probablemente, en ser testigos de estos procesos y relaciones.