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Juana Belén Gutiérrez

Juana Belén: de “viril” a “vil” y el ejemplo que necesitamos en los libros de historia

17.03.2024

por Susana Vargas Cervantes

Juana Belén fue la primera intelectual autónoma, precursora de la revolución mexicana. [...] A pesar de su lucha incansable, su nombre y su actividad política nunca son mencionados en los principales libros de historia. [...] Para conocer sobre la vida y obra de Juana Belén, hay que saber investigar a través de las académicas feministas que han rescatado su legado.

Juana Belén Gutiérrez (1875 – 1942) es una de las figuras más importantes en la historia de México y, al mismo tiempo, una de las menos reconocidas. Juana Belén fue la mujer más inteligente y extraordinaria de principios de siglo; la primera mujer que rompe las normas tradicionales y “de manera formal, abierta, hace críticas reales al sistema social del México de principios de siglo” (Villaneda 1994: 10). Juana Belén fue la primera intelectual autónoma (Rubio 2020), precursora de la revolución mexicana. La lucha de Juana Belén duró toda su vida; estuvo dispuesta a defender a toda costa lo que entendemos por justicia social, por libertad y autonomía (Villaneda 1994). A pesar de su lucha incansable, su nombre y su actividad política nunca son mencionados en los principales libros de historia. No aprendemos de Juana Belén en las clases de primaria, ni secundaria, ni preparatoria, ni siquiera en la universidad. Para conocer sobre la vida y obra de Juana Belén, hay que saber investigar a través de las académicas feministas que han rescatado su legado1.

 ¿Qué nos dice sobre la historia y la educación en México que las mujeres precursoras de la Revolución como Juana Belén, Dolores Jiménez, María Dolores Malvaes o Elisa Acuña, entre otras, continúen siendo omitidas?

Juana Belén Gutiérrez, 1914.

En 1901 Juana Belén junto con Elisa Acuña fundó el primer periódico con voz crítica escrito por una mujer Vésper, Justicia y Libertad. Claro que antes existían publicaciones donde mujeres escribían, pero eran solo dirigidas a otras mujeres y se centraban en enseñar y dar consejos sobre cómo ser femeninas, amas de casa o ángeles de la guardia del hogar. Durante el tiempo de Juana Belén, cultural, social y políticamente, no había otra opción más que ser una mujer madre y femenina para ser considerada decente.

Cuando las mujeres aún no podían votar u ocupar puestos de poder, Juana Belén empezó un periódico político, anticlerical, antiporfirista y liberal para expresar sus ideas. El 23 de agosto de 1901, Ricardo Flores Magón desde su propio periódico de oposición dedicó un artículo titulado «Vésper, a alabar a Juana Belén»: “El viril colega Vésper, de Guanajuato, que hábilmente dirige la entusiasta Sra. Doña Juana B. Gutiérrez de Mendoza […] es un haz de viriles energías. Las columnas del apreciable colega están nutridas de ideas avanzadas...”. Como lo señala Ana Lau Jaiven (2023), los anarquistas exaltaban lo “viril” como una condición masculina, como si solo los hombres pudieran ser valientes y enfrentarse al dictador. Ciertamente, Juana Belén no tenía miedo de parar en la cárcel por lo que pensaba. De hecho, fue encarcelada por su primer ensayo del 2 de septiembre de 1898, en el Diario del Hogar, donde denunciaba las condiciones lamentables de los obreros en la mina de La Esmeralda en Chihuahua. Sus denuncias contra el trato de mineros, campesinos, indígenas la llevaron muchas veces a la cárcel.

En 1909, co-fundó el Club Político Femenil Amigas del Pueblo y el Club Hijas de Cuauhtémoc. En 1910, con las “mujeres sándwich”2 Juana Belén exigió a Madero el sufragio femenil (aunque después cambiara de opinión respecto al sufragio).Fue parte del Plan de Ayala. Se unió a los Zapatistas y fue nombrada coronela. De acuerdo a Hernández Carballido y Alicia Villaneda (1994), el nombramiento vino como un respaldo que le otorgó Zapata cuando Juana Belén mandó a fusilar a un miembro de su división que había violado a una mujer. Luego de que varios se quejaran, Zapata la respaldó y, de acuerdo a Marta Lamas (2020), expide un decreto que sanciona severamente cualquier abuso a las mujeres (excepto si eran del bando enemigo). Juana Belén se impuso contra Carranza cuando este trató de crear una hegemonía. Fue una incansable luchadora zapatista, totalmente convencida de que los pueblos indígenas eran el alma de México y que la educación era la única forma en la que el pueblo mexicano alcanzaría la libertad. Juana Belén se sintió especialmente identificada con los pueblos indígenas en México, su abuela caxcana, enmudeció voluntariamente cuando fue violada por un español. 

En 1922 empezó a organizar la agrupación Acción Femenil y formó parte también del Consejo Nacional de Mujeres Mexicanas. Ese mismo año fue nombrada maestra misionaria en Jalisco y Zacatecas. Y en 1926 inspectora de las escuelas rurales en Zacatecas y forma parte de una agrupación indígena llamada consejo de los Caxcanes.

¿Cómo es que, con toda esta trayectoria, aún no aparece su nombre en los libros junto a los de Zapata, Flores Magón, Madero, o como precursora de la Revolución? ¿Cómo sería aprender de Juana Belén en la escuela primaria, al lado de los “grandes héroes” de la Revolución? ¿Cómo sería no aprender de los grandes héroes sino de las luchas colectivas que derrocaron a Díaz?

Hay muchas respuestas a estas preguntas. Por un lado, no nos la enseñan en la escuela porque simplemente no se cree que las mujeres sean capaces de tanta grandeza. Juana Belén se concibió a sí misma con una voz y una ciudadanía política cuando el Estado no legitimaba a las mujeres como ciudadanas. No me parece un exageración pensar que si aprendiéramos más sobre las luchas colectivas indígenas que apoyaron o que liderearon las mujeres mas importantes de nuestro país, habría ahora, cien años después, menos violencia contra las mujeres.  No quiero decir que solo la representación importa. Sí, la lucha empieza por tener más representación de mujeres, pero Juana Belén sabía que lo que se tenía que cambiar, y se sigue teniendo que cambiar, es la estructura. El  8 de mayo de 1910 escribió en contra de la reelección de Díaz: “No se piense que creemos (como muchos ilusos cuyos nombres podemos citar) que para que el pueblo sea libre basta con que cualquiera sustituya al Gral. Díaz […] 'la caída de un tirano no es la caída de la tiranía’”. Juana Belén sabía que lo que se tenía que cambiar era la estructura fundada en la desigualdad y no solamente quitar a Díaz del poder. La tiranía impuesta por Díaz la seguimos padeciendo en términos de corrupción y de una democracia trunca. No necesitamos más repreesentates, mujeres (hombres cis, o trans) en el poder que continuene ejerciendo políticas pratriarcales. Necesitamos, como Juana Belén, seguir luchando para acabar con la tiranía patriarcal.

Por diferencias ideológicas y luchas de poder, hubo una ruptura irreconciliable dentro del grupo de los liberales y anarquistas. Estas luchas han existido históricamente, sin embargo, considero  importante resaltar que cuando está involucrada una mujer valiente, la forma más “legítima” de desprestigiarla y humillarla es tachar la “honra” o manchar su “buena reputación” a partir de su sexualidad.

Dentro de este contexto, el 15 de junio de 1906, cinco años después de alabar y exaltar la valentía de Juana Belén como sinónimo de “viril”, en el mismo periódico Regeneración, Flores Magón intentó desprestigiarla como “vil” a partir de su sexualidad. Toda una plana está dedicada a supuestamente desmentir, defenderse y desprestigiar a Juana B. Gutiérrez de Mendoza. Las diferencias ideológicas y de poder habían surgido al Juana aliarse con Camilo Arriaga, y sobre todo por dinero. Ricardo Flores Magón asegura que se separó de Juana y “su compañera Elisa Acuña y Rosete, cuando conocimos su mercantilismo político, y sus repugnantes vicios”. Continúa por numerosas columnas hasta decir que, justamente porque tiene que “defender su honra”, procede a explicar el “asco” que les causa la perfidia de Doña Juana B. Gutiérrez de Mendoza y Elisa Acuña y Rosete”.

Al parecer, muchos amigos titubeando les advirtieron sobre Juana, pero según Flores Magón, no fue hasta “presenciar con NUESTROS PROPIOS OJOS las misas negras de esas sacerdotisas de Safo, no vacilamos en arrojarlas de nuestro lado, en despacharlas lejos de nosotros para que más tarde no fuera a caer sobre la causa que tanto amamos la rechilla y la deshonra…”. Con adjetivos como “nauseabundo”, “asco”, “serpientes venenosas”, pero sobre todo como “traidoras a la naturaleza que se entregan a deleites monstruosos y hediondos”, Flores Magón asegura que Juana y Elisa se entregan a los placeres de Safo. Flores Magón prosigue: “¿Hemos hablado con dureza al referirnos a esas señoras? Sí, sí hemos hablado con dureza. Ya lo hemos dicho: para defender nuestra honra, somos inflexibles…”.

Más allá de asegurar si Juana Belén y Elisa Acuña eran o no pareja, lo que quiero resaltar es que es a partir de la sexualidad de ellas que Flores Magón defiende su propia honra. Es sobre todo la sexualidad lo que para Flores Magón —y, seguramente para sus lectores y muchos en la época— justifica que no se pueda confiar en Juana Belén, porque “¿qué causa podría prestigiarse con tales monstruos como defensores? ¿Qué estandarte puro y honrado podría salir inmaculado de las manos sucias de esas mujeres? ¿Qué amor a la humanidad pueden tener las que la desprecian y ofenden con vicios estériles y odiosos que ni los animales apetecen?“.

‘Viril’ es un adjetivo que califica las cualidades deseadas en un varón, pero se creía que estas cualidades son innatas, propias de su sexo. En Dominación masculina (1998), Pierre Bourdieu sostiene que lo que mantiene a la masculinidad dominante tradicional es precisamente el concepto de ‘virilidad’.

El género masculino hegemónico, entendido como fuerte, dominante, se sirve de la virilidad para naturalizar comportamientos, actitudes y subjetividades. Por un lado, se usó para exaltar a Juana Belén, porque no se creía que una mujer fuera capaz de enfrentarse a Porfirio Díaz. Pero esta misma virilidad fue por la que después fue estigmatizada como “monstruo, repugnante, asquerosa”. No sé hasta qué punto el desprestigio hacia la masculinidad de Juana Belén haya contribuido a no incluirla en los libros de historia. 

Si no conocemos de la vida de mujeres, digamos tradicionales en el sentido que cumplen con las normas de feminidad impuestas, por ejemplo casadas y con hijos. Menos nos van a enseñar sobre las mujeres masculinas (teniendo en cuenta que en ese tiempo ser masculina implicaba escribir) y con una sexualidad no dedicada solo a la procreación. Un año antes, el 23 de julio de 1905, en El Colmillo Público, aparece un poema firmado por Alacrán dedicado a Juana Belén, titulado “A falta de pan, buenas tortillas”. Un año después, en el mismo periódico, aparece una caricatura con el nombre Redacción de Juanita, en la que aparecen por el lado izquierdo dos mujeres besándose, una sentada en las piernas de la otra. Del otro lado, aparece otra mujer amasando masa, para hacer tortillas directamente en el metlapil, al lado, un comal con tortillas en el fuego. Fausta Gantús, en un artículo publicado en 2022 en El Universal, titulado “Juana La Tortillera”, sugiere que la mujer haciendo tortillas es la misma que está sentada en las piernas de la otra besándose. 

Desgraciadamente poco sabemos sobre el pensamiento de Juana Belén. No tenemos fuentes primarias sobre sus escritos. El periódico Vésper no está disponible, por ejemplo. De fuentes secundarias existe una fotografía de Vésper del 1 de julio de 1906, donde  Juana Belén responde a Flores Magón, diciendo que a nadie le interesa  saber sobre su sexualidad (Jaiven 2023). Si Juana Belén era pareja de Elisa Acuña, nunca lo sabremos, pero estos artículos de periódico nos muestran la fijación en la sexualidad de las mujeres que transgreden las normas establecidas para la feminidad. Mujeres que amenazan la delicada virilidad de los Magonistas en particular, y el patriarcado en general y por lo que no aprendemos de ellas en las clases de historia.  Las mujeres que ejercen su propia sexualidad son interpretadas como malas, despreciables y sin escrúpulos, pero son los ejemplos que necesitamos en los libros de historia. 

Aunque Juana Belén expresó su oposición a la política educativa de Vasconcelos, ya que la veía como unificadora y homogeneizante, fue nombrada Maestra misionera y sus últimos años de lucha política los dedicó a la educación. De 1937 a 1940, vivió en Michoacán como directora de la Escuela Industrial Femenina Josefa Ortiz de Domínguez. Cuando murió, en 1942, su familia vendió la máquina de escribir para pagar su entierro.

Actualmente se planea que Juana Belén sea una de las 12 heroínas en Paseo de la Reforma, después de que el gobierno de la Ciudad de México quitara el monumento a Cristóbal Colón en 2021, siento que Juana Belén quisiera ser reconocida no solo en una estatua sino dentro de una lucha que sigue vigente.