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Urgencia, afecto e informalidad: pedagogía y arte contemporáneo en Centroamérica

28.03.2023

por Marga Sequeira

El hecho de que los tres proyectos [el CAP, la Escuela Experimental de Arte y EspIRA] se sostienen sobre las pedagogías afectivas es resultado del conocimiento experiencial y contextual de sus territorios. Un poco consecuencia de la hostilidad y las carencias del contexto, pero también reflejo de una práctica que nace desde la convicción.

Un sentimiento común que compartimos en Centroamérica es el de la invisibilidad. Nuestres amigues en México no saben exactamente cómo es el mapa de esta región; nuestres amigues en el sur del continente ni siquiera saben en qué parte del mapa ubicarnos; incluso dentro de los mismos espacios de investigación, las convocatorias, las mesas, las ponencias, se excluyen los temas centroamericanos. A pesar de esa invisibilización, desde esta región existen experiencias particulares y, en consecuencia, una producción de conocimiento que se manifiesta en formas de hacer, en prácticas artísticas, en textos académicos o en mapeos informales. Pero no es un conocimiento que sea fácilmente reconocido ni legitimado.

El ámbito del arte+educación no está excluido de estas dinámicas. En el 2018, con La Ruidosa Oficina y nuestro colectivo hermano de México, Cuerpo Estratégico, organizamos lo que queríamos que fuera un encuentro centroamericano de mediación/arte, educación/educación artística, en el que pudiéramos juntar las experiencias, estrategias y metodologías de diversas personas o colectivos de Centroamérica, poniendo en diálogo las características de cada contexto particular, con el fin de mapear las redes de mediación en estos territorios. El ejercicio no fue exitoso de ninguna manera, pues el financiamiento que obtuvimos provenía de un ente de cooperación internacional con sede en México, el cual poseía sus propias metas por cumplir que no coincidían con las nuestras.

Un poco por la persistencia de las mismas preguntas y un poco por la deuda y el vacío que dejó ese encuentro, es que decidí realizar este pequeño mapeo de espacios autogestionados para formación en prácticas artísticas. Estos proyectos son el CAP (Creatorio Artístico Pedagógico) en Guatemala, la Escuela Experimental de Arte (EAT) en Honduras y EspIRA (Espacio de Investigación y Reflexión para el Arte) en Nicaragua. Algunas escuelas son más silenciosas que otras, pero todas han sido fundamentales en la enseñanza-aprendizaje del arte como una práctica de pensamiento situada y centroamericana.

CAP – Creatorio Artístico Pedagógico (Guatemala)

El día que Espe compartió su trabajo desde el CAP en el Encuentro Centroamericano de Mediación ENSAMBLES, lo primero que hizo fue compartirnos algunos datos sobre Guatemala: sus índices de pobreza y desigualdad social, sus índices de alfabetización, así como estadísticas sobre desnutrición en poblaciones indígenas, mayoritarias en el país. Toda esta información era su contexto y su motivación para hablar de las necesidades y urgencias de los proyectos de educación desde las artes en Guatemala.

Esperanza de León es artista visual y psicóloga; Flor Yoque es artista visual y pedagoga. Juntas son pioneras en el campo de la pedagogía artística en Guatemala y fundadoras del CAP. El CAP es un espacio de creación artística y pedagógica desde el pensamiento artístico y desde el acompañamiento terapéutico profesional, dirigido a niñes y jóvenes. Está fundamentado en tres acciones: 1) investigación curricular, 2) producción de obras de arte, exposiciones y conocimiento 3) capacitación a otres facilitadores1.

El CAP nace bajo este nombre en 2012, pero ellas se conocieron desde 1996 en el taller del artista Daniel Schafer, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP). Se reconocieron al compartir frustraciones y deseos. Cuando, años después, el Ministerio de Educación abrió la convocatoria para reformar el currículum nacional de artes plásticas, se presentaron y fueron seleccionadas. Junto al artista Jorge de León estuvieron trabajando a lo largo de cuatro años; en ese tiempo escribieron un libro, capacitaron maestros y viajaron por Guatemala para evaluar la implementación del programa. Posteriormente, formaron parte de la reforma a la Escuela Municipal de Arte de Ciudad de Guatemala, para la cual utilizaron sus propios modelos de trabajo2. Más tarde, en el 2018, Alejandro Palacios se incorpora como la tercera pata del banco CAP.

Para elles, la relación entre arte y educación tiene que ver con la colectividad, lo circular, la experiencialidad, el pensamiento creativo y la curiosidad investigativa; es el aprendizaje en sí mismo.

La pedagogía del CAP:
— Derecho a equivocarse.
— Relaciones cercanas, afectuosas. Apoyo, compañía.
— No se trata de formar artistas, se trata de utilizar el arte como una herramienta para pensar, para hacer. Formación integral de un ser humano.
— Decolonizar las prácticas artísticas conceptuales y los imaginarios; dejar entrar los saberes de la vida.
— Crear vínculos interpersonales, con la naturaleza y el contexto para activar la capacidad de resolver problemas. Creatividad.
— Revisar(se) constantemente el trabajo/las premisas.
—Enfoque en la técnica, pero con una fuerte carga cognitiva y emocional.
— Perspectiva biopsicosocial de la salud.

Les directores participan de la facilitación, pero solamente de una parte, ya que invitan a otres artistas a impartir los talleres. En el mismo espíritu colaborativo, se han acercado a instituciones artísticas y culturales con quienes han organizado exposiciones que les permiten visibilizar el trabajo de sus estudiantes3.

Estudiantes del CAP y Esperanza de León. Cortesía: Esperanza de León.

Les directores participan de la facilitación, pero solamente de una parte, ya que invitan a otres artistas a impartir los talleres. En el mismo espíritu colaborativo, se han acercado a instituciones artísticas y culturales con quienes han organizado exposiciones que les permiten visibilizar el trabajo de sus estudiantes.

De acuerdo con Esperanza, el programa se suspendió en el 2020 por la pandemia y aún no ha regresado en su formato pedagógico. Sin embargo, esta pausa de dos años ha sido una posibilidad para revisar sus memorias y compartir lo que se ha realizado durante más de ocho años. A finales de este año (2022) se publicará un libro-memoria sobre el trabajo del CAP. Después de eso reactivarán el programa de formación. Han bajado el ritmo pero no se detienen, ahora priorizan el autocuido y son más conscientes de los límites de sus capacidades para poder continuar con su labor sin desgastarse.

EAT – Escuela Experimental de Arte (Honduras)

Honduras es uno de los países más violentos y con uno de los mayores índices de pobreza del mundo; también es de los más peligrosos para defensores ambientales o de derechos humanos. Esto implica que las prioridades de lo cotidiano están enfocadas en la sobrevivencia. Quizás por eso no existen muchos espacios artísticos, galerías o museos. Aún así, nada de esto implica que no existan personas con necesidades expresivas, creativas, con conocimientos, con preguntas y con deseos de aprender y compartir con otres.

Lucy Argueta y Léster Rodríguez formaron la EAT en 2010, con la intención de explorar la enseñanza-aprendizaje de las prácticas artísticas. Está conformada por proyectos, plataformas y cursos que se corresponden con laboratorios de creación para las prácticas contemporáneas, espacios de acompañamiento al desarrollo profesional de artistas emergentes y procesos de capacitación en el campo de artes y oficios en comunidades empobrecidas. Desarrollaron una metodología a partir de sus experiencias como artistas, así como de las carencias y necesidades que observan4.

Plataforma Nómada5 es el nombre con el que surge el programa de formación en prácticas contemporáneas con el cual han acompañado procesos de creación, investigación y profesionalización de artistas emergentes. El programa se caracteriza por articular diálogos, reflexiones, procesos de investigación/creación y su relación con el contexto, la cultura y lo político.

Originalmente, al igual que el CAP, se pensó en un espacio de formación más permanente y colectivo, con procesos de cuatro meses de duración a través de encuentros semanales. Nómada llegó a tener cinco ediciones consecutivas, cada una con un tema propio. Al final de cada módulo, se invitaba a une artista y se realizaba una exposición con elle, donde también tuvieran la experiencia curatorial y de montaje. Algunes de estes artistas fueron Leonardo González, Luis Camnitzer, Habacuc, Albertine Stahl, Mimian Hsu, Eduardo Chang y Carlos Amorales. Además, en todas las ediciones han contado con la colaboración de otras instituciones, como el Centro Cultural de España en Tegucigalpa o Fundación TEOR/éTica.

También impartían un módulo de gestión artística donde compartían herramientas de profesionalización: cómo presentar portafolios, propuestas y/o una obra en proceso.

Los talleres de formación para microemprendimientos con artes y oficios funcionaron como espacios para aportar herramientas de producción creativa, mediante talleres de serigrafía, de diseño y de carpintería.

La pedagogía de la EAT:
— La no formalidad permite más libertad creativa y de pensamiento.
— La pregunta como partida. Analizar la producción artística como una reflexión sobre el mundo.
— No se impone una estructura de pensamiento unilateral.
— Trabajar con personas que tienen experiencias en arte. Entablar un diálogo en relación a su contexto. Relaciones horizontales y cotidianas.
— El arte no puede enseñarse pero podemos aprender de los procesos de les otres.
— Pensar la educación de forma dialéctica, relacionar la teoría y la praxis.
— Trabajar sobre el proceso.

La EAT cerró programas en el 2015 en Honduras. Lester y Lucy se mudaron a Colombia y en el tiempo de pausa, reflexionaron sobre el proyecto. En el 2017, en colaboración con la Feria de Arte de Bogotá, diseñaron la plataforma educativa ARTBO Tutor, inspirada en el plan curricular de la EAT. Desde Bogotá, no dejan de mirar hacia Honduras, por lo que en 2019 retomaron la Plataforma Nómada desde allá, en un formato mucho más corto e intensivo, pero con una idea de alcance más regional. En agosto de 2022 llevaron el programa a Nicaragua y de nuevo a Honduras. También han estado trabajando en una publicación sobre arte y pedagogía en Centroamérica, con apoyo del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo en San José.

EspIRA – Espacio de Investigación y Reflexión para el Arte (Nicaragua)

Sentada en el panel de ENSAMBLES, Patricia cuenta sobre la dura realidad de Nicaragua, un país que vive una dictadura dinástica y fundamentalista que se ha encargado de desaparecer a la oposición, silenciar las críticas y acabar con cualquier mínimo de resistencia.

Desde 2018, año en que Ortega-Murillo asesinó a cientos de estudiantes que se alzaron contra la violencia fáctica de su poder, EspIRA ha tenido que reducir su ritmo de trabajo, bajar el tono, para evitar cualquier tipo de persecución. Los talleres se convirtieron en espacios de acompañamiento y catarsis, después se tuvieron que buscar alianzas regionales para llevar a cabo algunos proyectos fuera de Nicaragua. Finalmente, por temas de seguridad, tomaron la dura decisión de poner fin a su personería jurídica en 2021, y con ello, cerrar definitivamente un ciclo.

Presentación de EspIRA a cargo de Patricia Belli en el encuentro ENSAMBLES. Cortesía: Marga Sequeira.

EspIRA nació formalmente en el año 2004 y se convirtió en el espacio más importante de gestión cultural en torno al arte contemporáneo de Nicaragua y de la región. En 2001, Patricia Belli regresaba de estudiar en San Francisco (EE.UU.) con un enorme deseo de consolidar una escuela. Sentía la necesidad de una práctica y enseñanza artísticas que pudieran estar basadas en las experiencias y en la interlocución. Así nació el Taller de Arte Joven (TAJO), como primer antecedente de un espacio para quienes quisieran poner sus obras en diálogo y discutir sobre temas transversales al arte. Con el tiempo se sumaron más actividades al proyecto. Según Belli, quienes conformaron el espacio de TAJO fueron los primeros artistas que demostraron que se podía hacer arte contemporáneo en Nicaragua (TEORéTica, 2015).

Al igual que la EAT, surge como una plataforma donde conviven diversos proyectos, en su mayoría enfocados en la educación artística con sentido crítico, político y situado. Algunos de esos programas son:

— La ESPORA (2004) es el nombre de la Escuela Superior de Arte que Patricia estaba creando. Implicó la formalización legal del proyecto.
— TACON (2005) Talleres de Arte Contemporáneo era un proyecto de profesionalización artística para jóvenes a partir de los 18 años. Sus metodologías se basaban en aprender haciendo y en la formación continua.
— RAPACES (2007) es el programa de Residencia Académica Para Artistas Centroamericanos Emergentes, cuyo objeto era construir vínculos entre los creadores de la región para desarrollar el pensamiento crítico y las estrategias formales de la producción artística situada centroamericana.

Para Patricia, la mayoría de les artistas tenían un trabajo crítico frente a sus contextos, pero ningune estaba realizando un trabajo autocrítico ni basado en sus experiencias personales. Nacieron entonces los ‘círculos de crítica’ como una respuesta a ese vacío. Eran espacios donde todes teníanel compromiso de participar, nadie podíaser solo observador. La dinámica era observar una pieza y descubrir lo que esta decía en sí misma, después, la persona creadora explicaba sus intenciones comunicativas y el resto escuchaba activamente hasta el momento en que cada quien podía emitir su opinión. Los criterios eran los aciertos o fallos comunicativos, fortalezas o incoherencias6.

La pedagogía de EspIRA:
— Lo colectivo.
— Descubrir y escuchar al otre.
— El diálogo y la colaboración.
— Experiencia atravesada por una forma de ser/hacer.
— Horizontalidad y cotidianidad.
— Curiosidad.
— Compromiso de cuestionar. Construir el deseo de cuestionar.
— Descubrir, no dominar.
— Empatía. Bienestar colectivo como placer.
— No hay un interés en homogeneizar el pensamiento.
— Promover la autodeterminación de las personas.
— No representar al otre.
— Pensamiento crítico y autocrítico.
— Desapegarse del ego.
— El círculo como dispositivo.
— La educación feminista tanto en los talleres como a lo interno de la organización.

El hecho de que los tres proyectos se sostienen sobre las pedagogías afectivas es resultado del conocimiento experiencial y contextual de sus territorios. Un poco consecuencia de la hostilidad y las carencias del contexto, pero también reflejo de una práctica que nace desde la convicción. La falta de espacios institucionales puede ser un impulso para llenar esas carencias desde lugares más flexibles, con lo que se generan metodologías diferentes, menos canónicas, más arriesgadas, más libres pues se permite el error, la revisión y el autocuestionamiento.

Al mismo tiempo, esa informalidad dificulta la sostenibilidad de los proyectos. Todos, independientemente de la pandemia, debieron transformar sus programas a formatos más pequeños, más cortos e intensivos, y han tenido que establecer relaciones con espacios institucionales. Sin embargo, es sorprendente que a pesar de todo exista tanta persistencia en cada proyecto para continuar existiendo. El caso extremo de EspIRA responde a circunstancias muy particulares de la violencia de la dictadura de su país, pero a pesar de eso, sus semillas continúan volando por toda Centroamérica, en varias generaciones de artistas que están activos y que se continúan encontrando, así como en su metodología replicada.

Los tres son proyectos que se piensan desde lo colaborativo, con un núcleo que lleva una guía, acompañándose de otres artistas y aliades, para hacerlos posibles. Esas redes de colaboración se expresan en la participación de les facilitadores y mediante la ayuda económica, material o el patrocinio.

Como resultado, hay una red tejida, que no necesariamente está a la vista, pero que es palpable cuando se gesta algún proyecto regional: existen lazos afectivos entre quienes participaron de las residencias y los intercambios. Gracias a EspIRA se puede hablar de una huella propia de lo que se crea desde el contexto centroamericano desde su pertenencia y su lugar de enunciación.

A pesar de la calidez de la red y la libertad en la informalidad, hay que reconocer que la seguridad y las posibilidades de espacios más formales, en un contexto tan frágil como el centroamericano, tampoco sobran. Otras circunstancias económicas y sociales quizás hubieran evitado que Léster y Lucy migraran de Honduras; en el CAP continúan escarbando con las uñas para priorizar sus sobrevivencia, al tiempo que sostienen lo urgente. La memoria de EspIRA está sustentada sobre un terreno muy inestable que en cualquier momento se derrumba. La gestión de las urgencias en Centroamérica claramente no termina con estas propuestas pedagógicas, pero son sin duda, viento fresco en medio del bochorno.